jueves, 31 de marzo de 2022

Nos vamos a Albert Park

Cambiamos de paisaje interior, volvemos a Australia, y lo agradezco infinito porque ya me estaba agobiando tanto thobe y tanto turbante con cordón por el paddock, que no es por nada, pero en más o menos año y medio hemos tocado arena del desierto en nueve ocasiones, sin contar los entrenamientos de 2021 y esta temporada, y que nuestro Presidente de la FIA ha decidido agasajar a los anfitriones vistiendo a la manera árabe.

Actitud respetable la de Ben Sulayem, sin duda, aunque, a mi modo de ver, un poco excesiva para el más alto representante de un organismo de rango internacional. No sé, a lo peor me he levantado algo quisquilloso y sin ganas de indagar por qué Jean Todt no se paseaba por los Grandes Premios del Mundial distinguido con gorro frigio y escarapela republicana.

En fin, decía al comienzo que nos vamos a Melbourne y que lo saludo una enormidad, por lo que os acabo de contar y porque por fin vamos a disfrutar de luz natural y alocados aficionados en las gradas, vistiendo como guiris haciendo cola en un chiringuito de playa, formando mareas humanas, gritando como cosacos al paso de los coches, jaleando a sus ídolos, comiendo bocadillos en camiseta, pantalón corto y chancletas, armados con sus pancartas y sus cositas de meter ruido.

Supongo que por edad muchos no recordáis cómo se vivían las Semanas Santas en la España de Franco, y lo que suponía, cuando habían terminado, dejar atrás su sobriedad impuesta y su asfixiante tono monocromático, para abrazar la primavera y llenarse los pulmones con su colorido y aromas. Pues así me siento.

Os leo.

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