Con el tiempo me he vuelto bastante cachazudo pero también más receloso con las lisonjas de mis viejos antagonistas. El amigo ha de estar cerca, pero más aún el enemigo, cita el refrán...
Me siento igual de contento que vosotros leyendo alabanzas sobre el Nano por parte de aquellos que, no hace tanto, decían que sobraba en la parrilla, que no tenía cabida en determinados proyectos, que no era un tipo fiable sino un soberbio y un engreído —llegaron a enseñarle la puerta—, pero no me fío, qué queréis que os diga. Fernando, hoy por hoy, no supone ninguna amenaza y alabarle no conlleva riesgos... Yo esperaría, que Hungría no queda tan lejos y más de uno se abonó a que no había jugado demasiado limpio con Hamilton.
Os leo.
Ummmm... ¡Hueles sangre!
ResponderEliminar