Me van a disculpar ustedes si digo que, lejos de estar como en 2007 o 2008, o 2009, o incluso mucho antes también, hemos retrocedido tanto en cuanto a calidad de la información que recibimos que no la reconoce ni la madre que la parió, y utilizo el verbo «retroceder» siendo plenamente consciente de que no es aplicable ni a esta reflexión ni a ninguna, ya que, en realidad, las nuevas corrientes son eso: nuevas, pero hoy totalmente serviles a los intereses del patrón, en este caso la patrona Liberty Media.
Antes había cierta oposición, poca pero la había. Hoy, para encontrar una voz disonante hay que ponerse el traje de espeleólogo y lanzarse a la sima de los sacrificios cruzando los dedos, total, para descubrir que su suelo ya no oculta esqueletos ni tesoros, sino octavillas publicitarias de los equipos, que son los que han tomado la medida a nuestro periodismo y hacen con él lo que quieren.
Se nos ha olvidado Spa-Francorchamps, también que el aparente mal desempeño de Alonso a comienzo de temporada se debía al accidente de bici que sufrió en febrero, ahora se exige al A521 que haga milagros. Los Williams no iba a hacer nada, ya lo hacen. Mañana qué será, que cantaba José Feliciano...
Antes había que preguntarse quién pagaba la fiesta, ahora basta con saber que alguien infla globos y con elegir el color que más nos gusta.
Os leo.
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