El Tetris en Nürbu tiene sus normas y toca respetarlas porque uno se toma en serio eso a lo que juega o acaba pareciéndose a los demás. Nos ponemos de nuevo a la mar después de una semana de esas de borrar del mapa. Sólo Azul y el Maharajá de Poniente saben de qué ha ido todo. A Ernesto le pilló sin que la tormenta se hubiese desatado, aunque tiempo habrá para que se lo cuente cuando nos midamos en nuestra primera partida de ajedrez en el Lighthouse...
Soñé un día que sería diferente y a puntito estoy de conseguirlo. Hablé con mi querida Marián esperando que no se me notara nada, y aunque alguno siga sin entender por qué Nürburgring, El Infierno Verde, es un nombre demasiado bonito para un blog que se ha echado a perder, a mí, su humilde promotor, me consuela saber que llegué antes a muchos sitios pero no consideré necesario poner banderitas ni jalones de advertencia, ni de propiedad, y que a pesar del paso del tiempo puedo permitirme el lujo de continuar haciéndolo.
Os leo, faltaría más.
Aquí recibimos más de lo que podemos devolver, así que mientras tú quieras, lo demás seguirá sin contar.
ResponderEliminarUn saludo
Sr. Polyphenol