viernes, 13 de agosto de 2021

Ibai y los dementores

La entrevista de Ibai Llanos a Lionel Messi ha levantado un revuelo de mil pares de narices entre quienes la disfrutaron, así como, aquí viene lo cachondo del caso, entre aquellos que se han sentido agraviados de una u otra forma por el bilbaíno y sus logros mediáticos.

Ibai es un fenómeno que no requiere por mi parte ni una mínima aclaración, faltaría más. Los otros sí; en sentido estricto merecen alguna que otra colleja porque su desidia con su profesión es responsable del éxito del comunicador español, ya que esta actitud no es de ahora sino que viene de muy antiguo, tanto que ha permitido deslizar el teórico compromiso informativo de los medios con sus lectores, oyentes o televidentes, hacia áreas donde se funden espectáculo e información.

La culpa de Llanos ni siquiera es tal. Tiene millones de seguidores en redes sociales y en las plataformas desde donde trabaja, porque ha sabido canalizar correctamente las necesidades de un público húerfano de contenidos de calidad, hastiado de bulos, del clickbait o de los anuncios que ralentizan el ordenador o impiden una lectura sosegada, que ha llegado a él porque con él se divierte y se entretiene, y obtiene frescura en sus streaming y análisis o comentarios sobre juegos, baloncesto, fútbol, etcétera, a la vez que palpa y profundiza la realidad deportiva o del tipo que sea.

El vizcaíno goza del apoyo de marcas y fabricantes, y cuenta con muy buenos contactos y fuentes, pero esto nunca debe ser considerado en la columna del «debe» sino en la del «haber», porque todo ello, junto a lo expresado en el párrafo anterior, lo ha convertido en una fiera de la comunicación que gana quintales en cuanto sale en pantalla, lo que asegura una audiencia que ya quisieran para sí los que le han criticado desde que apareció entrevistando al 30 del PSG en París...

No me enrollo. El periodismo anda de capa caída desde hace años y salvando un nutrido grupo de profesionales que no se han dado por vencidos, el resto se ha enrocado en torrecitas de marfil más o menos altas, más o menos sólidas, dando lugar a chispeantes episodios, como el de cierto locutor que sale a una narración histórica casi cada fin de semana de carerra —¡que tiemblen Murray Walker o Barao Fittipaldi, que restransmitía cuando su hijo se coronaba Campeón del Mundo en Brasil!—, el de aquel jefe de deportes de un conocido diario deportivo que rechazó mantener una conversación sosegada en Twitter con un ingeniero de McLaren porque no quería que le vendiese humo (sic), o, incluso, que haya todavía hoy, quien se queja de que los deportistas se comuniquen con los aficionados a través de sus redes en vez de darles a ellos las exclusivas...

Hemos hablado de esto mismo aquí, en Nürbu, entre otras cosas porque el periodismo me interesa como ingrediente indispensable de nuestra sociedad, de cualquier sociedad adulta, y, porque, como he confesado innumerables veces, abrí El Infierno Verde porque sentía que los medios me tomaban el pelo sirviendo de correa de transmisión de las noticias sobre Fórmula 1 surgidas en Reino Unido.

No me enrollo. Ibai Llanos ha removido los púlpitos, no ha pasado otra cosa, aunque el que no ha enarbolado mensajes apocalípticos se ha quedajo de intrusismo, incluso de juego sucio, a pesar de que, como decía al inicio, en raíz el problema que dicen sufrir estos lo han creado ellos mismos, no reaccionando a tiempo, prostituyendo la calidad y echándose en brazos del cortoplacismo.

Disculpad la chapa. Os leo.

4 comentarios:

  1. Ninguna chapa, Josete, todo muy bien traído.

    No tenía ni pajolera de la existencia de este fenómeno, hasta que saltó la polémica por su entrevista a Messi y pregunté que ocurría.

    Estos periolistos no asumen que se les está acabando el momio y que la gente cada vez compra menos sus noticias enlatadas y sus elucubraciones sin fundamento, tirándose a la piscina con medio tirabuzón carpado, sabiendo que si no hay agua -y no suele haberla- hay un buen colchón que les evita el costalazo.

    Saludos.

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  2. Aquí un licenciado en Periodismo revirado a escritor que, en segundo o tercero de carrera (no recuerdo cuándo con exactitud), no acudió a una charla sobre Periodismo deportivo impartida por... Míchel. Huelga decir que fue universidad privada. En mi opinión la profesión se ha ido vulgarizando, sobre todo a ojos del público, ya fuera debido a la prensa rosa o a la deportiva, los estratos más bajos y a donde van a parar los más mediocres. De la Morena es un ignorante, un inculto. Sara Carbonero nadie sabría de ella si fuera gorda (de hecho mostró su manifiesta incompetencia como "reportera"), y como ella a puñados, ya sea en Gol TV o en Movistar. García era un tarado, Manolo Lama, Paco González, Juanma Castaño, el que felicita los cumpleaños en Radio Marca (equidistante de manual), Pipi Estrada y cía... en fin. La gran diferencia no es que Ibai utilice otro medio de comunicación, sino que los jugadores a quienes comunica son de su generación, mientras que Manolo Lama ni tiene WhatsApp, por poner un ejemplo. Se trata de una brecha insalvable que antes, al estar Butanito y nadie más, los jugadores no tenían más remedio que pasar por ahí, pero ahora, al tener a un tipo natural, honesto, humilde y simpático que juega a los mismos juegos que los jugadores y encima usa un canal que ellos también usan, pues blanco y en botella.
    Perdón por la brasa. :(
    Un saludo ;)

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  3. P.S.
    La honestidad con uno mismo al final te lleva más lejos que al vendido. Las apuestas deportivas son el claro ejemplo. Este tipo, Ibai, que decidió quedarse en España y pagar aquí, también rechazó un dineral de casas de apuestas. Los demás, no. Como digo, la percepción en el subconsciente colectivo, que es el más valioso (Dolores Vázquez aún es culpable), es que en Ibai puedes confiar. No me extraña que Leo Messi lo invitase a cenar porque es de esas personas con una inteligencia emocional desbordante que te permite ser tú mismo. Igualito que el del mendigo o el que le preguntó quién quieres que gane la Eurocopa a Freixa justo cuando acababa de mostrar dolor por la pérdida...

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  4. Toda revolución genera resistencia al cambio. Y cuanto más poder ha tenido esa resistencia, más casposa resulta al cambio.

    Ley de vida.

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