Hay que agradecer que el Nano no ande ahora en estas lides —yo lo extraño, qué queréis que os diga—, ya que ello está favoreciendo un acercamiento a la Resistencia notablemente más relajado que cuando el asturiano se subía a un Toyota...
En todo caso, tal conjunción de astros me ha tenido tan en vilo que he echado el rato visitando los perfiles en redes sociales de aquellos que daban consejos gratis en 2017, 2018 y 2019, sobre cómo acercarse a esta disciplina sin pecar de forofismo o patrioterismo (léase alonsismo), y no he encontrado claves ni recomendaciones ni monsergas para hacer ver al personal que en este tipo de pruebas siempre gana el equipo, no uno de sus integrantes. Incluso he visitado un blog que, negando entre líneas que había nacido para aprovechar el tirón del español explorando mundos ajenos a la Fórmula 1, apenas alcanzó el año de vida a pesar de que sumaba 15 plumas en total, si no he contado mal. Desgraciadamente, allí tampoco hay nada nuevo desde principios de 2019...
Sin él en el WEC (World Endurance Championship) las aguas remansan tranquilas y nadie amonesta a los que se sienten felices y lo muestran en público, algo que sin duda llevamos ganado ante la cita de este fin de semana. Kamui Kobayashi, por ejemplo, rompía ayer el cronómetro con su Toyota GR010 Hybrid número 7 y hoy ha sido el protagonista de la jornada sin necesidad de repetir hasta la extenuación que su pole, la Hyperpole, es fruto de un arduo trabajo de equipo que pone en una inmejorable posición de salida tanto a él como a Toyota y sus compañeros Mike Conway y José María López.
3:23.900 se cascó el tío...
Os leo.
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