El «enemigo» ya no vive aquí

Somos incapaces de improvisar y así nos va, que nos meten todos los goles por el mismo ángulo de la portería después de haber superado nuestra defensa por el mismo agujero y con la misma jugada...

Liberty Media había perdido la friolera de casi 400 millones de dólares en 2020 [F1 posts $386m loss in 2020 as COVID impacts income], pero por ese arte que tienen para engatusarnos como críos, que lo tienen, la última de Drive to Survive les ha supuesto una gran noticia porque, y cito: «Desde 2017 hemos alcanzado un 41 por ciento de la base de aficionados por debajo de 35 años...» [El «pelotazo» de la F1 con Netflix: así llegan nuevas audiencias y grandes patrocinadores].

Refiero a Javier Rubio porque siempre maneja buenas fuentes aunque uno pueda estar en desacuerdo con sus conclusiones, como es el caso. Yo habría titulado su artículo «La Fórmula 1 se vende a las nuevas generaciones porque no ha encontrado otro camino por dónde huir», pero no soy él y tampoco me van los títulos largos, así que intuyo que la cosa no habría funcionado de ninguna manera ya que los versos libres seguimos tasando a la baja y, total, para qué...

Zak Brown nos desvela el secreto de este éxito sin salir del texto del artículo: «Llega [Netflix] a una audiencia nueva y completamente diferente. La forma en que se edita y corta, es distinta. Pero está atrapando al mercado. Hay que recordar que es más un show televisivo que una mirada profunda al deporte. Así que apoyamos a Netflix en lo que quieren conseguir, aunque se tomen algunas licencias por aquí y por allá...» 

 

Las licencias en cuestión son del tipo: «Por supuesto, todos los que vivimos el deporte sabemos que Carlos y Lando tenían un gran relación, y no la clase de tensión que se retrataba (en la serie), pero cada vez que estás en un show de televisión van a crear un cierto entretenimiento que todos en el paddock sabemos que no es así...»

¡Cojonudo! El 41% de la afición consume licencias no acordes con la realidad, es decir, bebe del abrevadero de lo útil para el negocio, no de la sustancia de nuestro deporte. Y me digo: de idéntica manera que el gentío menor de 35 años se puede formar una idea distorsionada de la relación entre Carlos y Lando, lo mismo compra sin hacer demasiadas preguntas que Lewis Hamilton es el mejor piloto de todos los tiempos.

Llevo encima mala tarde, lo confieso. Una buena amiga, compañera de mis tiempos de docencia en Las Esclavas del Sagrado Corazón de Bilbao, ha sido deshauciada por los médicos tras pasar cinco días en coma. 66 años, hablé con ella la mañana del domingo pasado, los dos íbamos a por el pan donde Manu y Dani, ella con Coco, un rescatado cuya historia peculiar daría para película. Yo en pantalones cortos, como de costumbre... ¡Pero cómo vas así! ¡Corazón, no imaginaba que hoy te iba a decir adiós para siempre...!

Coco está bien, se queda con Sonia. No sé cuándo Marga soltará mi mano pero es cuestión de horas que yo siga apretando la suya como si fuese capaz de impedir que se vaya...

En fin, a ella le gustaba leerme y, como Lourdes, también había empezado a entender a Fernando. Da lo mismo. Es Viernes Santo como todos los viernes del calendario...

Tomo prestada esta instantánea de Rainer W. Schlegelmilch para circuncribir que eso de que el principal enemigo es tu compañero viene de las motos, y que cuando el patrón es considerado Dios —¡bendito neoliberalismo!—, toca celebrar entierro a una de nuestras frases más célebres y huecas. Senna acabó con eso cuando puso peros a Elio De Angelis, y a partir de ahí vienen los que siguen descubriendo el Mediterráneo porque cuentan con menos de 35 años pero han sido elegidos como nuestros defensores de la llama ya que han coincidido en el tiempo con las licencias tolerables de Netflix y las urgencias de la Fórmula 1.

Que no nos extrañe que El Rubius acabe promocionándonos. Vamos ahí, y con dos cojones porque de perdidos al río, que decía aquél. Todo sea por la pasta.

Os leo.