Estaba escuchando a Ry Cooder y escribiendo sobre carreras, precisamente, cuando mi buen amigo Germinal se ha abierto a mi tarde a través del whatsapp para decirme que ha muerto el gran Jean Graton...
He escrito varias veces sobre Michel Vaillant en Nürbu, pero llegado este momento siento que he agradecido poco lo mucho que me dio Graton desde las páginas de aquellas revistas que traía mi padre a casa. No estoy para andar buscando datos pero creo que tuvo que ser en las Gaceta Junior de finales de los sesenta del siglo pasado, donde encontré por primera vez a Michel y a su compañero Steve Warson, la familia Vaillant y su escudería Vaillante, y por supuesto, los villanos de aquellas historietas, los malos del equipo Leader.
Jean Graton nos tenía cogidos por las solapas con el puñetero continuará a los chavales de entonces. La saga había comenzado una década antes, cuando Francia buscaba enfatizar el poderío de su industria automovilística frente a ingleses, italianos, alemanes y norteamericanos, pero, como los buenos héroes, Michel Vaillant no envejecía porque lo último que quieren los críos es que sus ídolos acusen demasiado el paso del tiempo. Y comíamos perdices cuando al final de la hoja ponía Fin, y nadie pretendía irse a Andorra pues desde las viñetas ya visitábamos infinidad de universos a través de los coches y las carreras, siempre los coches y las carreras.
Graton ha fallecido con 97 años después de dejarnos un gigantesco regalo que ahora perpetúan su hijo y Denis Lapière con los guiones, y Benjamin Benéteau desde la composición gráfica, el dibujo, el trazado y las manchas en negro, y Vincent Dutreuil dando color. Ha cambiado mucho todo, pero en el fondo es lo mismo. El bueno de Jean, el Maestro, nos ha dicho adiós pero todos sabemos que seguirá con nosotros mientras Michel tenga nuevas aventuras a las que enfrentarse desde planos dominados por ruidosas onomatopeyas.
Os leo.
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