sábado, 17 de octubre de 2020

El método Marko


El programa junior del Doktor Marko murió mucho cuando Red Bull contrató los servicios de Max Verstappen, que no venía precisamente de la cantera, y a partir de ahí todo ha sido un aguantar mecha con tal de no enmedalla.

Se está hablando estos días de si el saldo del Red Bull Team Junior es positivo o negativo, y el debate me parece absolutamente estéril por cuanto no se puede observar nada bueno en un sistema cuyos mejores frutos han tenido que salir por patas o, como sucedió con Jaime Alguersuari, fueron anulados por mor de un procedimiento de destilación —trituradora lo llamaban— que, a la vista está, no ha dado los resultados esperados pues Sebastian está demostrando su auténtica calidad y Max... bueno, a Max se le están hinchando las avellanitas de tanto esperar.

Repito por si no se ha entendido: Verstappen no surgió del RBTJ y en sentido estricto no debería contar a la hora de valorar el éxito o fracaso del método Marko. El holandés, eso sí, fue inmediatamente elegido para hacer de nuevo Vettel nada más desembarcar en Toro Rosso, lo que supuso a sus compañeros entrar a formar parte del juego perverso propuesto por el austriaco y bendecido por el pagafanteo de la prensa y buena parte de la afición, tan dado a justificar eso de bajarse los pantalones ante trileros del calibre de nuestro protagonista.

Marko da para papel de Sargento de Hierro, es obvio, y aquí radica una generosa porción de su magnetismo, pero es mentira que haya buscado ofrecer auténticas oportunidades a sus pilotos en Fórmula 1.
 
Vettel fue figura emergente a partir de 2008, pero resultaría muy iluso caer en la trampa de asimilar que entre 2009 y 2013 (cinco años), no existieron conductores en el Red Bull Team Junior que merecían sustituir a Mark Webber para tener así su oportunidad de medirse con el astro alemán. Caso aparte de la fulminación de Alguersuari en diciembre de 2012, sin tiempo ni espacio para ocupar otro puesto en la parrilla, Daniel Ricciardo sustituye a su compatriota australiano en 2014, y a pesar de superar regularmente al de Heppenheim en el campeonato no logra pasar de segundón porque Milton Keynes ya tiene su figura y la mima incluso sabiendo que marcha hacia Ferrari.

En 2015 Daniil Kyviat queda por delante de Ricciardo, pero basta un fallo eléctrico en Australia 2016 para que las cuentas no le salgan a Herr Doktor y a pesar del séptimo puesto en Bahrein y el tercer cajón del podio en China, descabalgue al ruso para dar paso a Verstappen en España, quizá porque Heineken precisaba de su estrella holandesa para consolidarse como patrocinador global con todos los sacramentos [Ecclestone atribuye a Verstappen el mérito de atraer a Heineken a la F1].

No pretendo extenderme. Cuando por un lado argumentas que buscas a los mejores pilotos para darles una oportunidad pero siempre los conviertes en comparsas de tus elegidos, estás jugando con las cartas marcadas. Daniel Ricciardo ha encontrado una nueva vida lejos del paraguas de Marko, Sáinz otro tanto, incluso contando con que el austriaco puso palos en sus ruedas [Abiteboul: «Red Bull bloqueó que Carlos Sainz renovara con Renault»]. Por otro lado, Pierre Gasly está demostrando lo dudoso de su descenso a Toro Rosso (hoy Alpha Tauri) y que la posición de Alexander Albon en el equipo senior tiene más que ver con el dinero que lleva detrás que con su desempeño...

Helmut Marko no me gusta ni me produce tilín. Su método es torticero y sólo puede convencer a los incautos. 
 
En síntesis, gracias a la estructura de Red Bull escoge a pilotos prometedores, pero no con el fin de promocionarlos sino con el de evitar que trabajen para otras escuderías. Una vez están bajo su gobierno los machaca o, en el mejor de los casos, les hace perder un tiempo precioso. ¿Es legítimo? Sin duda lo es, pero puesto que dicen de él que no es una hermanita de la caridad y yo tampoco lo soy, me apetece afirmar que resulta bastante dudoso tildar de exitoso o bueno para el deporte, un sistema que consiste, básicamente, en elegir una figura por ciclo y evitar por todos los medios que nadie le haga sombra, incluso llenando las cunetas de cadáveres a los que se les exije que agradezcan la mano que les empujó allí.

Os leo.

2 comentarios:

  1. "Red Bull escoge a pilotos prometedores, pero no con el fin de promocionarlos sino con el de evitar que trabajen para otras escuderías. Una vez están bajo su gobierno los machaca o, en el mejor de los casos, les hace perder un tiempo precioso"

    Pues no me lo había pensado, pero sí. Retorcido personaje el cíclope...

    ResponderEliminar
  2. Mas razon que a un santo.

    A mi siempre me ha parecido mala idea para la carrera de un piloto entrar ahi.

    ResponderEliminar