El desfile de Mercedes AMG al paso de la oca suele resultar menos indigesto cuando está en pista la naranja mecánica, pero en el Gran Premio de Toscana, como ya sucediera en el de Italia, Max ha causado baja por problemas en su motor Honda, lo que nos ha supuesto un chasco morrocotudo porque ya imaginábamos qué venía después.
Así y todo la prueba ha estado entretenida, para qué vamos a negarlo, pero más por factores ajenos a la propia competición, si me permitís el apunte.
Ferrari celebrando sus 1.000 Grandes Premios sumando 4 puntos ha puesto la tilde dramático festiva a una jornada cargada de Safety Cars y damnificados sin gravedad, con la opereta de que el segundo ha metido la pata hasta el zancarrón (o no) y la mejor manera de arreglarlo ha sido un aquí paz y allá gloria en formato bandera roja que nos ha devuelto a Alemania 2007, que se dice pronto. Bottas en plan gatillazo reiterativo tampoco ha estado nada mal; ni Albon ocupando el tercer cajón sin que se sepa muy bien cómo ha llegado hasta allí. Stroll, leo, está bien después del fortísimo accidente sufrido sobre su W10 rosa, y bueno, han concluido doce vehículos en una carrera que ha demostrado que no todo vale con tal de rellenar el calendario.
Mugello no está para estos autos tan grandes y tan potentes. Ni siquiera el Mercedes-Benz de Bern Maylander, teñido esta vez de rojo por aquello de rendir homenje a La Scuderia, ha conseguido hacer desaparecer la sensación de relleno [Empiezan los postizos], ni ese tufillo a que todo el pescado estaba vendido ya en febrero.
Ha faltado Max y lo reivindico...
Os leo.
Esta todo el pescado vendido antes de empezar. Max no hubiera podido cambiar mucho, vemos lo que duro Bottas en cabeza y como pasaron a Leclerc todos como aviones.
ResponderEliminarLo peor es que para un campeonato decidido desde antes de la primera carrera, todavia va a morir alguien.