Hoy es siempre un mal día para escribir, no porque deje de apetecer echar el ratito sobre una prueba como las 500 Millas de Indianápolis que, al igual que los buenos menús, te dejan satisfecho y con ganas de repetir al día siguiente, no dentro de nueve meses; y supone mala jornada, como vengo diciendo, porque todos aquellos que nos han estado advirtiendo estas semanas pasadas que hablar de Fernando Alonso suponía «caca, pedo, culo y pis», llevan desde anoche dando por el saco con el asturiano, que digo yo si no sería más provechoso hablar de la carrera, que la hubo...
Y sí, Marco Andretti partía desde la pole pero la cita tenía franco sabor a Scott Dixon, quien, por cierto, arrancaba en la misma línea que el norteamericano y un tal Takuma Sato, y el de Brisbane tardó nada en imponer sus reales —el neozelandés ha ganado cinco Series y lidera el campeonato de este año, así mismo, fue vencedor de la Indy 500 en 2008 y es uno de los mejores especialistas en óvalos, pero lo importante aquí, para las quinielas, es que su equipo, Chip Ganassi, se ha hecho fuerte esta temporada en las estrategias.
El primer susto lo propinó Ed Carpenter, quien se vio obligado a abandonar tras tocar fuerte el muro y romper la suspensión. La consiguiente amarilla cambió el pie de los participantes y los equipos reaccionaron modificando sus planteamientos mientras Dixon seguía cómodamente instalado en la primera plaza. El accidente de Markus Ericsson provocó la segunda amarilla sin que ello afectase a la cabeza de la prueba. Corría el giro 85 cuando el coche de Dalton Kellet perdía la trazada y se iba a las protecciones para decir adiós a sus aspiraciones. La calle de pits se llenaba de tráfico y empezaban los problemas para el dorsal 66 de Arrow McLaren SP. Alonso ocupaba en ese instante la décimoquinta posición, pero perderá una antes de incoporarse a la pista del International Motor Speedway.
Álex Palou, después de haber iniciado la carrera en la séptima plaza navegaba retrasado (hacía el trece) pero con el machete entre los dientes. Durante la relanzada, Conor Daly y Oliver Askew protagonizaron dos
accidentes diferentes en el mismo sitio con resultado de colisión entre
ambos, lo que supuso otra nueva amarilla. En la nueva resalida, nuestro rookie atacaba con todo lo que tenía hasta ponerse noveno instantes antes de que su vehículo perdiera ligeramente la trasera y al chaval le resultase imposible evitar el muro de la curva 1.
A falta de unas 75 vueltas para la conclusión lideraba Dixon seguido por Sato. Alonso quedaba clavado en boxes y precisaba que los mecánicos de su equipo empujaran el monoplaza para ayudarlo a carretear. El español era vigésimo segundo y con vuelta perdida en esos instantes.
Arriba, un sobresaliente Pato O'Ward salvaba la cara de Arrow McLaren SP lidiando de tú a tú con los motorizados por Honda, antes, durante y después del accidente de Alexander Rossi. Amarilla otra vez y Takuma Sato hostigando de nuevo a un quizás demasiado confiado Scott Dixon, hasta que el neozelandés abrió la puerta con gomas frías y el de Tokio no se lo pensó dos veces. Podía repetir la gesta de 2017 y tiró como un demonio mientras Dixon empezaba a tener demasiado cerca a Graham Rahal y Santino Ferrucci cuando comenzaba el baile con los doblados.
Prácticamente 1 segundo de ventaja apenas supone un buen saldo cuando estás disputando los últimos giros de la Indy 500. Sato mantenía a raya a Dixon, pero a falta de cuatro vueltas para el banderazo final, Spencer Pigot sufría un violentísimo golpe contra la divisoria de la entrada a la calle de pits. Desde Chip Ganassi se solicitó bandera roja, pero Dirección de Carrera prefirió terminar la prueba en régimen de amarilla y con el Pace Car en pista...
Ganaba Takuma Sato, y como decimos por aquí arriba: con merecimiento.
Os leo.
Os leo.
Es la primera vez que veo la Indy500 entera y puedo decir que se me hizo corta. Salvo por Lobato; ¡qué futbolero tan coñazo!
ResponderEliminarEnvié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos o algo asi, en fin de todas formas no parece que sin el problema Fernando hubiera conseguido la victoria. Una pregunta Jose, esta descartada la participacion de Fernando el año proximo por su vuelta a la F1?
ResponderEliminarAmigo Olhado, no nos engañemos, al contrario de su primera participacion, este año siempre ha estado enormemente lejos, incluso por detras de sus compañeros de equipo. ¿quedo el chasis tocado despues del accidente? es posible, una cosa q comenta Fernando es que no habia forma de dar con los reglajes. Pero sea como sea, tras la carrera queda claro que hubiera sido una hazaña llegar entre los 10 primeros.
ResponderEliminarPor cierto, lo de las naves y los elementos es otra falacia, una mentirijilla que los historiadores mas nacionalistas se sacaron de la manga para explicar la derrota en el supuesto momento cumbre español. Ya somos mayores para saber la verdad: la derrota se debe en su mayor parte a los ingleses, del mismo modo q a Hitler le derrotaron los rusos y no el invierno.
Respecto a lo otro, esta descartado en los proximos 2 años, el contrato con Renault lo prohibe especificamente.
Lo de los jeiters de Fernando es ya estructural, van a estar ahí hasta que mi paisano se retire e indluso más allá. Y van a salir pase lo que pase, si lo hace mal dirán que está acabado, si gana dirán que no es por su mérito y en cualquier momento recordarán sus peores momentos.
ResponderEliminarEl domingo, cuando la realización pinchó la on board de Alonso ya nos pudimos dar cuenta que no había nada que hacer, ese coche no iba. Los problemas posteriores no hicieron más que poner el último clavo en el ataúd.
Lo de Palou fue una pena, porque estaba muy bien colocado, pero no nos engañemos, Alex era rookie aquí este año y eso suele pasar factura y más este año con la intromisión del aeroscreen en el delicado equilibro aerodinámico de estos coches.
#Josemi, me vas a perdonar pero la falacia es que el motivo del fracaso de la Grande y Felicísima Armada se debiera a los ingleses, que hicieron bien poco por ello, comportándose como lo que entonces eran, unos buscavidas de los mares. La empresa fracasó porque era muy difícil con las naves del momento y porque además no existió la coordinación precisa con las fuerzas que comandaba el hermano del Rey en Flandes. La auténtica derrota la sufrieron los ingleses al año siguiente en Coruña y en Lisboa, esa sí, sin paliativos y con gran protagonismo de los coruñeses de su heroína local María Pita.
Saludos.