Se ha hecho largo como un parto, pero por fin nos encontramos en semana de carrera y esta vez toca en nuestro país, entre media y tres cuarto de hora de la Rabassada, Pedralbes y el parque de Montjuïc, sobre la pista de Montmeló, a unos kilómetros de Barcelona.
Luce bien estrenar jornada en Nürbu anunciando que en nada celebramos el Gran Premio de España sin que el coronavirus nos haya vencido. El Lehendakari Urkullu ya tiene los deberes hechos desde el pasado 12 de julio y ha esbozado las palabras mágicas: toque de queda para luchar contra la responsabilidad individual que no ha funcionado como debería. No deja de ser paternalismo de sotana en estado puro, pero también supone un aviso de que todo aquello que está por venir ha de ser recibido con los brazos abiertos y mientras podamos. Pero a lo que vamos: hay Fórmula 1 este próximo fin de semana, y aunque sea a puerta cerrada, como viene siendo costumbre, tenemos la obligación de libar su néctar hasta sus últimas gotas, y ruego al Altísimo aquí, para que Pirelli vuelva a apostar por aumentar las presiones en el último momento... tengo la sensación de que así lo pasaremos mejor.
Os leo.
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