sábado, 1 de agosto de 2020

Ernesto, dos puntos...


Ya me conoces, Nürbu acumula algunos descosidos y toca hacer de remendón para que el lunes estemos en perfecto orden de revista. 

Trece años no se cumplen todos los días y aunque sea el martes que viene, o el miércoles, ya te voy advirtiendo que haré todo lo que esté en mi mano para saldar la pequeña deuda de celebrar que mientras otros gastan más tinta, y ponen más empeño, escribiendo su historia personal y mostrando herramienta en los medios donde colaboran, que hablando en ellos sobre nuestro deporte, nosotros seguimos avanzando a buen ritmo a por las 6.000 entradas, quizá porque nunca vimos a Pedro y Pablo circulando a toda pastilla sobre el rocódromo de Piedradura, ni nos ha hecho falta una montañita desde donde dispensar sabiduría y humildad a 50 euros la papelina.

Gracias a Dios tenemos a Hilly para que nos eche una mano en los momentos complicados. El británico lo mismo te regala un consejo que no has pedido que te suelta una de ésas que nos hacen reír a los tres, porque sí, Ernesto, la Fórmula 1 actual cada vez se parece cada vez más a esos anuncios de colonia CK Everyone Calvin Klein, en los que no sabes con certeza qué coño te están vendiendo, si posturitas o aroma homeopático para neuronas endebles.

Siempre pienso en Joseba cuando veo a Hamilton organizando el tinglado de arrodillarse antes que dé inicio la carrera —cuando el coronavirus nos deje tomar ese café que nos debemos, pregúntame por él. Con gusto te contaré la historia de un personaje con un potencial tremendo que por miedo a interpretar otros papeles prefirió encasillarse y triunfar en redes sociales—, y luego, te confieso que nunca sé si el espectáculo ha sido ése de la ceremonia y el resto es un bonus, o simplemente pasa que nos han infantilizado tanto que ahora damos brinquitos por cualquier tontería, incluso porque unos mecánicos hacen lo que saben hacer. Será, también, que vivíamos mejor con Bernie y viene siendo hora de aceptarlo.

Nos hablamos... Abrazote grande.

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