Forza! Essere Ferrari!

Que sí, Charles se ha pinzado a Sebastian de mala manera pero seamos sinceros: de forma tan asazmente dramática nos hemos ahorrado una prueba de mierda porque la rossa no estaba para muchas fiestas en esta segunda ronda en Spielberg, más bien todo lo contrario, que sé que nos entendemos.

Borrón y cuenta nueva, que decía aquél, y hagámonos un favor: dejémonos de mirar en clave Vettel lo que sucede en la de Maranello porque nos vamos a perder una bonita porción del metraje de la película. La italiana ha empezado la temporada de la peor manera posible pero muy en sintonía con lo que viene siendo su tradición más arraigada: cagarla cuando no debería, aunque hay buenas noticias, esto de que los dos compañeros de un mismo equipo se arruinen mutuamente las opciones no es patrimonio exclusivo de La Scuderia; Hamilton se llevaba puesto a Rosberg en el Gran Premio de España 2016, Ricciardo a Verstappen en el de Azerbaiyán 2018, Senna a Prost en Japón 1989, y paremos de contar porque todo el ruido de hoy se circunscribe a que Charles ha jodido esa magnífica carrera que llevaba Sebastian en el bolsillo... Really, George?

El SF1000 fue diseñado para contar con una cantidad X de caballos pero esta historia se fue al carajo a primeros de marzo, en la letra pequeña del acuerdo secreto entre la de Il Cavallino y la FIA, así que toca sufrir hasta que lleguen los refuerzos y cruzar los dedos para que no se pierdan o tomen una ruta equivocada. Y si no aguantáis lo que viene por delante haceros fans de Haas, porque al menos, allí, Grosjean y Magnussen se chafan las pruebas al alimón sin que ningún cortito vea fantasmas ni a favor ni en contra del danés o el francés.

Corren malos tiempos para la mítica, pero La Scuderia es diferente a todas porque incluso en momentos tan poco decorosos cuenta con tifosi que empujan y empujan sin esperar demasiado a cambio. Essere Ferrari!, y ahora es momento de demostrarlo, no mañana o cuando soplen vientos favorables, ¡ahora, carajo!

Descontad quince años a la edad de cada uno de los integrantes de la turba de lastimaditos que pululan por redes sociales a estas horas y a lo mejor entendéis por qué se han hecho pupita y lloran por las esquinas con la mala tarde de hoy. Ni entienden de qué va esto, ni saben de la épica subyacente en hechos tan hermosos como ahorrarse una mala carrera cagándola monstruosamente en sus primeros compases, ni saben en qué consiste la poiesis. Como un parto, no más. Doloroso, eterno, pero al final hay luz, como en todos los túneles.

Forza! Os leo.