Hasta hace nada teníamos coche, una fecha: 23 de agosto, y un hombre dispuesto a vencer en las 500 Millas de Indianápolis para cerrar La Triple Corona. Hoy tenemos el mismo coche, la misma cita, conocemos su decoración definitiva, pero al piloto, me temo, no le importa tanto como en 2017 emular a Graham Hill...
Fernando tiene de especial que es un tipo que se adapta a las circunstancias para superarlas y crear con ellas expectativas renovadas y nuevos retos. No es el mismo individuo de hace tres años, fundamentalmente porque en este intervalo de tiempo ha tomado decisiones bastante graves y ha ido sorteando todos los escollos que han salido a su paso, y con éxito razonable. En este sentido, su primera participación en el óvalo por antonomasia suponía casi una reivindicación, pero después de dos Rolex 24 at Daytona, una de ellas con victoria absoluta, un Supercampeonato Mundial de Resistencia, sus triunfos en el WEC y sus dos triunfos consecutivos en las 24 Horas de Le Mans, amén de su participación en el Dakar 2020, las 500 Millas han dejado de ser una necesidad.
Me parece rácano de cojones que se hable de asalto a La Triple Corona cuando se refiere la tercera intentona del Nano en el vertiginoso circuito de Indianápolis. El de Oviedo se mueve como pez en el agua y aunque la intervención de 2019 no fuese como para sacar pecho, que en 2021 no se solapen el Gran Premio de Mónaco y la carrera norteamericana abre un infinito mundo de posibilidades. Si acaso compraría que Alonso tratará de rematar la faena este agosto, pero no por suspirar profundamente y bajar los brazos, sino por quitarse de encima una espinita que comenzó como un imperativo ante su situación anómala en la Fórmula 1 y hoy se ha convertido por azares de la vida en una simple pieza que hace falta para que continúe completando su puzzle.
Fernando llega cómodo a las 500 Millas de este año. Tiene coche y está decorado en guapo y con su propia empresa como patrocinadora, casi al nivel de Ruoff, pero hoy, más que nunca, sabe que el mundo no se acabará el 24 de agosto, algo que en cierto sentido debería preocupar más a sus rivales que a nosotros, porque como un lobo se encuentre en su salsa en su territorio no hay mastines que lo cerquen ni lo detengan.
Vamos con él y con Kimoa, la de las gorras que nos recriminaban los antialonsistas. Somos la España traviesa que se descojona de que haya quien vea en todo esto el cierre de un ciclo. ¿Asalto?, ¿de qué? Fernando compite donde otros no se atrevieron y ahora mismo necesita cerrar etapas porque los estímulos le superan. Las 500 Millas de 2020 son un peldaño más pero desconocemos de qué va la escalera ni dónde termina. Si no es posible en poco más de mes y medio será en 2021 o 2022, o cuando la diosa Fortuna lo decida, porque este cabrón de nuestra tierra aún no ha dicho basta y sigue cumpliendo a rajatabla aquello que nos prometió acerca de que lo mejor estaba por llegar.
¿Asalto a La Triple Corona?, en serio: ¿sólo consiste en eso...?
Os leo.
Vamos con él y con Kimoa, la de las gorras que nos recriminaban los antialonsistas. Somos la España traviesa que se descojona de que haya quien vea en todo esto el cierre de un ciclo. ¿Asalto?, ¿de qué? Fernando compite donde otros no se atrevieron y ahora mismo necesita cerrar etapas porque los estímulos le superan. Las 500 Millas de 2020 son un peldaño más pero desconocemos de qué va la escalera ni dónde termina. Si no es posible en poco más de mes y medio será en 2021 o 2022, o cuando la diosa Fortuna lo decida, porque este cabrón de nuestra tierra aún no ha dicho basta y sigue cumpliendo a rajatabla aquello que nos prometió acerca de que lo mejor estaba por llegar.
¿Asalto a La Triple Corona?, en serio: ¿sólo consiste en eso...?
Os leo.
Hola Jose, me llamo Jose Carlos. Quería felicitarte por este magnifico blog. es muy enriquecedor. Y suscribir cada una de tus palabras con respecto a Fernando Alonso. Es un lobo, siempre con hambre. Ojalá no se le acabe pronto y siga trayendo alegrías a sus aficionados y a esta bendita patria. Un saludo afectuoso.
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