domingo, 29 de marzo de 2020

El hechicero


No se me asusten ustedes. Toda tribu tiene su hechicero correspondiente y, de toda la vida de Dios, el nuestro se llama Bernard Charles Ecclestone, ¡loado sea Bernie!, y a él se recurre cada vez que las cosas vienen mal dadas o están turbias o son directamente chungas. Y ya que hace casi dos semanas, cuando se canceló el Gran Premio de Australia, en viéndole aparecer en los medios para enmendar la plana a Liberty Media, advertí que se nos venía encima la coletilla de la posible venta de la Fórmula 1 y puesto que la jugada ya bulle a buena temperatura entre los más ingenuos, meréceme la pena dedicarle unas líneas.

Dícese que Bernie podría comprar el negocio a precio devaluado, faltaría más, en un movimiento que recuerda aquello de lo que le acusó la banca Bayer Leverkusen cuando lo del caso Gribkowsky. Ha llovido, mas se ve que no lo suficiente, pues si de aquel lance no aprendimos de éste aprenderemos menos ya que lo medios siguen dando cuerda al encantador de sierpes. Él pone palos en las ruedas y los juntaletras y bobos continúan riéndole las gracias. Él devalúa lo que quiere y aquí estamos, mirando embobados cómo hace milagros su magia...

Séanme buenos y quédense en casa... Les leo.

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