La parte final de la década de los 70 del siglo pasado supuso una suerte de bacanal creativa en el diseño de vehículos para la Fórmula 1: el Tyrrell Six-wheeler de 1976, el Renault RS01 Turbo y el Lotus 78 de 1977, el Brabham BT46b de 1978, y el protagonista de este texto, el Arrows A2 de 1979, por citar los ejemplos más emblemáticos.
El vehículo que salió de la mente de Tony Southgate y Dave Wass es, quizás, el planteamiento más arriesgado de todos ellos, razón por la cual sólo disputó ocho carreras de aquella temporada y fue rápidamente sustituido por el más dócil de conducir A3, que compitió en 1980.
Sintetizando mucho se podría decir que al Arrows A2 le faltó musculatura y en cierto sentido, llegó demasiado pronto. Su propulsor Cosworth V8 DFV resultaba a todas luces insuficiente para empujar la enorme carga aerodinámica que producía, lo que originó que supusiera una tortura conducirlo. La de Milton Keynes no andaba boyante y el Cosworth era su mejor alternativa, de forma que el proyecto trató de sacar ventaja de las posibilidades que ofrecía el efecto suelo, para lo cual, articuló el diseño del monoplaza alrededor del compromiso por obtener la mayor cantidad posible de superficie útil para la sustentación invertida.
El resultado nos ha dejado uno de los coches más icónicos de la época, que aunque no resultó efectivo en pista presentaba soluciones que todavía hoy se siguen utilizando, aunque, evidentemente, pasadas a limpio por la modernidad.
Hoy es habitual percibir la intencionalidad aerodinámica de los brazos de las suspensiones delanteras y entonces se recurrió al carenado completo con forma de ala invertida, por ejemplo. El motor, con el fin de interferir lo mínimo en el suelo del vehículo, se inclinó 5º y ésta es una de las ideas que germinaron años después en el diseño del McLaren MP4/2 de 1983, cuando John Barnard solicitó a Porsche (TAG) que construyera su propulsor turbo atendiendo a las necesidades del fondo plano, impidiendo así que el volumen del motor comprometiera el enfoque del suelo del monoplaza...
El resultado nos ha dejado uno de los coches más icónicos de la época, que aunque no resultó efectivo en pista presentaba soluciones que todavía hoy se siguen utilizando, aunque, evidentemente, pasadas a limpio por la modernidad.
Hoy es habitual percibir la intencionalidad aerodinámica de los brazos de las suspensiones delanteras y entonces se recurrió al carenado completo con forma de ala invertida, por ejemplo. El motor, con el fin de interferir lo mínimo en el suelo del vehículo, se inclinó 5º y ésta es una de las ideas que germinaron años después en el diseño del McLaren MP4/2 de 1983, cuando John Barnard solicitó a Porsche (TAG) que construyera su propulsor turbo atendiendo a las necesidades del fondo plano, impidiendo así que el volumen del motor comprometiera el enfoque del suelo del monoplaza...
El modelo que visitamos hoy fue conducido por Jochen Mass y supone una reproducción a escala manufacturada por el fabricante alemán Minichamps, que refleja lo que supuso aquella intentona con todo lujo de detalles y una preciosa tampografía en la carrocería.
Perfectamente se podría decir que fue bonito mientras duró, y es que sí, a pesar de los escasos resultados obtenidos, el Arrows A2 es uno de los más claros exponentes de lo que podían hacer los ingenieros con unas normativas abiertas a la creatividad.
Entonces se trataba de explorar, de jugar al acierto o al fallo, y eso nos ofreció soluciones que todavía hoy nos dejan perplejos por lo que supusieron en su momento y porque han pasado 40 años, que se dice pronto...
En casa se está tan agustito... Os leo.
He tenido tiempo en estos días para leer y mirar varias reseñas sobre estos autos de los 70's y he caído en cuenta que una vieja de collección de autos de juguete que tuve de niño inspiraba sus diseños en estos. He reconocido hasta ahora los Lotus 72 y 76, además de este bonito Arrows. Gracias por esta entrada, Don José. Un saludo.
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