Sólo un poquito más corto que un F1 actual (5'091 metros), el FIAT Mefistofele fue considerado un portentoso monstruo matarécords, que en 1924 hizo las delicias del público situando la velocidad promedio a kilómetro lanzado donde nadie lo había conseguido hasta entonces, concretamente en 234,97 kilómetros a la hora.
El trasto en cuestión sigue la estela del FIAT S76 de 1910, La belva di Torino, y es definido y construido por el ingeniero y piloto británico Ernest Eldridge con el apoyo incondicional de la fábrica de Turín. Así las cosas, a partir del chasis de un FIAT SB4 de 200 HP, se alarga con piezas de un autobús y se instala en él un motor de aviación FIAT A.12 Bis de seis cilindros en línea y —agarraros a la silla— casi 22.000 cc, con 350 caballos nominales y un par elevadísimo ya que no pasaba de las 1.800 rpm, con una relación de compresión que alcanzaba 5:1.
Debido al enorme peso del vehículo (unos 1.780 kilos) y a que las pistas de entonces no ofrecían las mismas garantías de circulación que las de ahora, su eficiencia de cara al récord a batir dependía de lograr una velocidad de crucero lo más alta posible y mantenerla estable bajo todo tipo de condiciones, y aquí encajaba perfectamente la elección de un propulsor de bajo régimen pero de altísima entrega de potencia.
Para terminar, decir que existe una sabrosa anécdota sobre la consecución del récord en Arpajon y una marcha atrás inexistente que supuso que inicialmente no fuese homolagada la velocidad conseguida por el Mefistofele. La reclamación la había puesto el equipo contrincante, su Delage V12 «La Torpille» sí disponía de reversa y el equipo argumentó que un coche sin marcha atrás no podía ser considerado un verdadero automóvil...
Por arte de magia, el SB4 Eldridge había resuelto este olvido en menos de una semana y sin tocar la caja de cambios, cuando logra al fin que el Club de Francia homologue sus 234,97 km/h de promedio, pero la solución se pierde misteriosamente y sigue siendo una incógnita aún en nuestros días.
Os leo.
Eldridge definió su máquina con transimisión en el eje trasero por cadenas independientes y con frenos de tambor sólo en las ruedas posteriores, sacrificando los delanteros en aras de mejorar el reparto de peso, y FIAT la dotó de una carrocería consecuente con el propósito, muy estilizada y bien armada para cortar el viento, pintándola originalmente de negro aunque es conocida actualmente por el característico color rojo de la turinesa.
El modelo a escala de hoy pertenece a la colección 100 Anni Di Italia In Automobile (DeAgostini, 2006) y ha sido fabricado por Brumm. Es decir, es una pieza de ligera menor calidad que la que ofrece habitualmente la casa italiana, lo que no impide que sea una verdadera joyita.
El FIAT SB4 Eldridge (denominación correcta), llamó inmediatamente la atención del público, quien debido a su color y a lo ruidoso que resultaba, lo bautizó como Il Diavolo o Il Diavolo Nero después de que el propio Eldridge se refiriera a él afirmando que corría como un diablo, y aunque no hay certeza plena sobre esto que voy a decir, se cuenta que FIAT impulsó el apodo de Mefistofele —personaje principal de la obra del mismo título de Arrigo Boito, basada a su vez en el demonio del Fausto de Goethe—, por encontrarlo más adecuado que el elegido por el populacho.
Para terminar, decir que existe una sabrosa anécdota sobre la consecución del récord en Arpajon y una marcha atrás inexistente que supuso que inicialmente no fuese homolagada la velocidad conseguida por el Mefistofele. La reclamación la había puesto el equipo contrincante, su Delage V12 «La Torpille» sí disponía de reversa y el equipo argumentó que un coche sin marcha atrás no podía ser considerado un verdadero automóvil...
Por arte de magia, el SB4 Eldridge había resuelto este olvido en menos de una semana y sin tocar la caja de cambios, cuando logra al fin que el Club de Francia homologue sus 234,97 km/h de promedio, pero la solución se pierde misteriosamente y sigue siendo una incógnita aún en nuestros días.
Os leo.
Quisiera conocer la capacidad del tanque de combustible de esta verdadera bestia, y su autonomía.
ResponderEliminarSe dice fácil 22 litros, más que un auto parece un barco...
Saludos desde el Coño Sur.;)
Y los santas partes que hay que tener para conducir eso a 234 por hora xD
ResponderEliminarJose, no sé si has estado en Bruselas alguna vez, pero visitar el Museo de Automóviles es obligado, y enfrente está el de la Guerra. Autoworld, un deleite para las curvas y la belleza.