De todo este lío artificial que se ha montado a cuenta de la participación de Fernando Alonso en la Indy 500 de este año me quedo con el hecho en sí: el asturiano tiene todas las papeletas para competir en la prueba norteamericana. Para mí es lo crucial y así lo dejé escrito en Twitter porque, gracias a Dios, la paridad de prestaciones entre los motores Chevy y Honda convierte en irrelevante cualquier debate que montemos a cuenta de los benditos propulsores.
Dicho esto, y puesto que yo mismo me dejé llevar en inicio por la corriente mediática, tasqué el freno a la espera de acontecimientos después de la noticia que publicó Racer a comienzos de este mismo mes [Racer entiende...], y me he mantenido al pairo el resto de tiempo, mayormente porque ni Andretti Autosport ni Honda ni Fernando Alonso han abierto la boca sobre el asunto, y éste trascendía y encontraba eco replicando contenidos y recurriendo a fuentes fiables que, vaya por dónde, nunca han encontrado soporte en nombres y apellidos —desgraciadamente, algo demasiado común entre los usos de la prensa especialista anglosajona.
¿Dónde voy con todo esto? Pues a que entre el comentario de Michael Andretti a comienzos de enero: «Todavía no está hecho, pero se ve bastante bien. Queremos que suceda, pero tengo que descubrir cómo conseguir que se financie...» [Andretti confirma que está cerca de fichar a Alonso para la Indy 500], y el reciente «No llegó a buen puerto porque no alcanzamos un acuerdo. Nuestro contrato nos permite poner en el coche a quien queramos, por lo que Honda no tiene la culpa...» [Andretti, sin Alonso en la Indy 500: “No es culpa de Honda”], sólo existe una línea entre el «Queremos que suceda» y «No alcanzamos un acuerdo», que por mor de las circunstancias ha dado lugar a auténticos ríos de tinta y a que las malas conspiraciones campen a sus anchas porque el nivel de comprensión lectora del personal anda por los suelos, y, por qué negarlo, también porque hay mucha mala baba suelta.
Si os soy sincero, en realidad me da lo mismo. A los abonados al veto de Honda nadie se lo va a quitar de la cabeza aunque la novela que han montado sea mala de cojones y rebose agujeros por doquier, porque ya es raro de narices que Honda no haya tenido una mala palabra para con Andretti Autosport y Alonso; que la norteamericana tampoco haya mostrado contrariedades ni puesto peros contra Honda y Fernando —y encima exonerando de responsabilidad a la nipona—; y que para rizar el rizo, el español se haya limitado a decir que se estaban contando cosas inciertas mientras que no ha lanzado un miserable reproche ni a la japonesa ni a la de Michael.
Considero que no hay que ser demasiado inteligente para comprender de inmediato que si había tomate alguien acabaría pagando los platos rotos y lo terminaríamos sabiendo —tres mal avenidos no suelen conjurarse a salvarse mutuamente el culo—. No ha sido así y la cosa ha ido con naturalidad entre el «Queremos que suceda» y «No alcanzamos un acuerdo» que mencionaba antes, aunque los medios han hecho todo lo posible para que nos olvidemos de lo realmente importante: el Nano estará en la Indy 500. Con esto me quedo.
Os leo.
De todo lo que has escrito me quedo con lo que considero más indudable, que hay mucha mala baba suelta y por tanto mucho baboso con ganas de enmerdar.
ResponderEliminarLo demás lo entiendo tan poco como la mayoría, porque si bien me extrañó mucho el supuesto veto de Honda también me extraña que no lo desmienta, así sea por el puro interés de no ver la marca asociada a una vendetta que solo puede complacer a los babosos.
Dicho lo cual, pues espero que tengas razón - creo que sí la tienes por lo que Alonso ha expresado - y le veamos en Indy 500 este año, no digamos ya si además le vemos en unas cuantas carreras más, pero me gustaría que fuera en un equipo con alguna garantía de éxito. Y esto no va de motorización, porque como bien dices tanto una como otra vale para ganar, sino de un equipo con el capital humano suficiente para albergar posibilidades reales de éxito. Más que nada porque se lo merece.
Saludos.