viernes, 24 de enero de 2020

Una relación especial


Empezamos temprano, que tal y como está llegando el fin de semana de completito toca ir apurando los deberes porque el lunes lo vamos a pasar francamente mal soportando el mono que nos dejará la sobredosis de motorsport...

Ha comenzado el Monte y aunque como sabéis no soy muy dado a los rallies, conviene que lo tengamos en cuenta porque a pesar de los años transcurridos desde su estreno en 1921 —Antony Noghès lo creó años antes de alumbrar el Gran Premio de Mónaco—, sigue siendo una prueba mítica que pocas veces defrauda. 

Al otro lado del Atlántico también ha arrancado la Rolex 24 at Daytona, aunque con vuestro permiso hablaré de sus inicios este mediodía o esta tarde, según discurra mi jornada laboral, que una vez resueltos los problemas que sufrí el martes pasado avanza viento en popa y a toda vela, que decía el poeta, sigue precisando de mucho cariño y muchas horas, sobre todo de muchas horas.

Pero volviendo al Rally de Monte Carlo y consciente de que hay información relativa a él a cascoporro, os diré que soy de esos nostálgicos que la aprovechan hasta la cáscara. No conozco a la mayoría de pilotos que disputan el WRC, ando a la pata coja con los vehículos, pero a pesar de todo sigue suponiéndome una experiencia gratificante que recomiendo encarecidamente. Los Stratos, Lancia Delta S4, los Alpine A110 o Fiat 131 Abarth, o Renault 5 Turbo, ya no rugen a su paso por Col de Turini. Tampoco andan por allí Zanini, Cañellas o Serviá, ni Sáinz, pero todo sigue sabiendo igual de rico.

Y eso, que os leo.

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