Empeñado en negar la realidad, no falta quien te llama de todo, menos bonito, por indicar que había que andarse con cuidado antes de tirar cohetes con las cifras que presentó Liberty Media, al respecto del crecimiento del 1'75% que había sufrido la presencia de espectadores en los circuitos durante 2019 [¿Qué hay de lo mío?].
En aquella entrada del 23 de diciembre pasado aclarábamos que el citado aumento tenía muchísimo que ver con tan sólo 3 Grandes Premios y que quedaban por ahí otros 18 a los que se mencionaba poco. Las carreras agraciadas eran el Gran Premio de Gran Bretaña, el de México y el de Australia, y bueno, al final ha venido Paco con la rebaja y espero que este texto nos ayude a contextualizar mejor las cosas y, sobre todo, a comprender que el monte sigue sin ser de orégano y a la Fórmula todavía le queda mucho por hacer antes de respirar tranquila y lanzar las campanas al vuelo.
La cosa tiene que ver con los datos sobre la pérdida de audiencias que publicaba este martes el portal PlanetF1 [F1 TV audience figures crash in Britain] en base a otra información vertida anteriormente por The Independent [F1 TV audience crashes by 8.6m viewers following switch to exclusive Sky Sports coverage].
Así y todo, con toda esta tradición a cuestas, el 13'6% de una de las mejores aficiones del mundo ha dado la espalda a la Fórmula 1 durante 2019 debido a que Channel 4 ha dejado de retransmitir en directo salvo el GP de casa y Sky Sports es de pago.
Como se puede apreciar, este tipo de cosas no suceden sólo en España, como afirman nuestros gurúes patrios, y aunque, obviamente, todavía tenemos como telón de fondo el modelo de explotación del espectáculo impuesto por Bernie Ecclestone, lo cierto es que no son buenas noticias porque de esto también vive nuestro deporte y su futuro depende de que el flujo de espectadores se estabilice tanto dentro como fuera de los circuitos.
Tal y como decía el otro día, todavía queda un arduo trabajo por hacer antes de hablar de buenos resultados globales y de que el show es realmente atractivo. Se mire como se mire, 8.600.000 personas menos disfrutando de la F1 en un sólo país es mucha gente, seguramente demasiada, y lo último que podemos hacer ante esta situación palmaria es meter la cabeza en un hoyo, como los avestruces, o abonarnos a las tesis del gurú de turno porque la culpa la tiene el alonsismo, es de Lobato, de España porque somos unos mantas en esto de las cuatro ruedas, por nuestra envidia bíblica o debido a la madre que parió a Peneque.
Al espectáculo actual le falta tirón y hay numerosas evidencias, y ante este panorama convendría (pienso), una actitud un poquito más crítica y menos apasionamiento de ése que nos está enterrando vivos. Es una opinión, como de costumbre.
Os leo.
Los datos no son de desmerecer en absoluto ya que en las islas británicas está la sede de 18 equipos —Haas no tiene los dos pies pero nos vale para este apunte—, y sólo Toro Rosso, Alfa Romeo y Ferrari mantienen sus cuarteles generales fuera. Gran Bretaña, además, se considera la cuna de nuestra disciplina de automovilismo deportivo y goza de abundantes ejemplos de equipos míticos (BRM, Lotus, Tyrrell, Williams, McLaren, etc´tera) y numerosos campeones mundiales: Hawthorn, Surtees, Graham y Damon Hill, Clark, Stewart, Hunt, Button y, por supuesto, Hamilton...
Así y todo, con toda esta tradición a cuestas, el 13'6% de una de las mejores aficiones del mundo ha dado la espalda a la Fórmula 1 durante 2019 debido a que Channel 4 ha dejado de retransmitir en directo salvo el GP de casa y Sky Sports es de pago.
Como se puede apreciar, este tipo de cosas no suceden sólo en España, como afirman nuestros gurúes patrios, y aunque, obviamente, todavía tenemos como telón de fondo el modelo de explotación del espectáculo impuesto por Bernie Ecclestone, lo cierto es que no son buenas noticias porque de esto también vive nuestro deporte y su futuro depende de que el flujo de espectadores se estabilice tanto dentro como fuera de los circuitos.
Tal y como decía el otro día, todavía queda un arduo trabajo por hacer antes de hablar de buenos resultados globales y de que el show es realmente atractivo. Se mire como se mire, 8.600.000 personas menos disfrutando de la F1 en un sólo país es mucha gente, seguramente demasiada, y lo último que podemos hacer ante esta situación palmaria es meter la cabeza en un hoyo, como los avestruces, o abonarnos a las tesis del gurú de turno porque la culpa la tiene el alonsismo, es de Lobato, de España porque somos unos mantas en esto de las cuatro ruedas, por nuestra envidia bíblica o debido a la madre que parió a Peneque.
Al espectáculo actual le falta tirón y hay numerosas evidencias, y ante este panorama convendría (pienso), una actitud un poquito más crítica y menos apasionamiento de ése que nos está enterrando vivos. Es una opinión, como de costumbre.
Os leo.
Sólo un apunte, desde el estudio de las audiencias televisivas que fue mi desempeño profesional durante seis meses castigado en galeras en una historia que no viene a cuento: 8,6 millones de telespectadores menos, no 8,6 millones de telespectadores ÚNICOS menos.
ResponderEliminarEs decir, que si cogemos esos 8,6 millones de telespectadores y los dividimos entre los 21 grandes premios, sale a 410.000 espectadores menos por carrera, entre los que lo ven en directo en pago o se enchufan a los highlights en abierto tres horas terminada la carrera.
410.000 tíos por carrera cuando das el salto a la TV de pago no me parece extraordinariamente malo. ¿Que la F1 necesita recuperar cosas? Las mismas que cualquier deporte televisado, lugares de los que huye la mitad de los millennials y la totalidad de la GenZ. Pero eso es otro cantar y, a menos que se encuentre una rápida solución supondrá que muchos deportes pasarán a la casi clandestinidad.
La gallina de los huevos de oro da yemas y claras. ¿Con cuál se quedarán?
A lo mejor si se dejaran de milongas y hubiera competitividad real, que los mejores pudieran pelear en base a un reglamento estable, entendible, y coches parecidos, las entradas a los GPs fueran asequibles para un currito, pues a lo mejor daban con la tecla. Nos exigen competitividad en nuestros curros, pero los que manejan eso de que les den en la cara habiendo invertido pasta pues como que no. JAJA
ResponderEliminarBuenas noches ;)
ResponderEliminarAnónimo, desde mis pobres rudimentos estadísticos creo que la pérdida de audiencia debe circunscribirse a 9 pruebas, no a la totalidad del calendario.
Ése era el escenario previo en 2018: 10 carreras en abierto en el que estaba incluido el GP de casa. El actual: sólo el GP británico en abierto es el que ayuda a arrojar, junto a otras valoraciones, el saldo de 8'6 millones de espectadores menos en términos globales en Gran Bretaña.
Reconozco mis limitaciones en este campo, pero el BARB promedia los diferentes resultados de las antenas y son las 9 pruebas que han dejado de ser emitidas en abierto por C4 las que se proponen inicialmente como «causa» del descenso, lo que nos pone en que a la gente no le resulta interesante pagar por ver F1, que creo que es el meollo de la cuestión.
En todo caso, que es a lo que vamos, sean 410.000 o casi 1 millón de media, el dato en sí marca una tendencia que, como bien expones, va a acabar afectándonos como no se arregle más pronto que tarde… Ahí coincido plenamente contigo ;)
Abrazo grande
Jose
Ivano ;)
ResponderEliminarSin duda el espectáculo actual no ofrece suficientes alicientes para el aficionado medio, y menos si hay que pasar por caja previamente. Y sí, has dado en el clavo: para esta gente la competitividad está bien pero sólo si el que compite es otro ;)
Abrazote
Jose
Lo que es buenísimo para una escudería, bueno para otras dos, y malo malísimo para el resto, tampoco beneficia al telespectador.
ResponderEliminarSi diseccionamos la temporada, cuántas carreras antes de Abu Dhabi ya estaba echado el campeonato?
Lo que nos mantuvo pegados a la tele es el morbo de ver cómo le rompían las piernas a Vettel, y el ganar la apuesta de que a Carlos Sainz tampoco lo iban a mostrar esta carrera.
El problema no es que Mercedes domine 10 años. Es que Hamilton pida a Bottas, Vettel no quiera a Leclerc, y Marko extermine todo lo que no sea Verstappen.
Y el simulador, lamentablemente, les da la razón. El peligro para Mercedes es la lucha interna, no la UP Ferrari en manos del monegasco.
Es una caca este espectáculo. Sin embargo a Raimón Durán dice divertirle más y mejor que nunca. En fin.
Cómo pudo olvidar a Nigel :(
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