domingo, 8 de diciembre de 2019

La posverdad


Algo he debido de hacer bien en esta vida consagrada a perder el tiempo y tocar las avellanitas desde Nürbu, cuando las fuerzas vivas del decoro, el apasionamiento y el todo en orden, siguen perdiendo el culo intentando borrar toda huella de mi paso sobre la Tierra, incluso mintiendo o negando las evidencias.

Ríete tú de Stalin y su manía de retocar fotografías y referencias bibliográficas con tal de evitar que el pasado le arrullase entonando nanas por las noches. La posverdad también nos ha tocado con su varita mágica, hoy ya se puede decir.

No es para estar contentos porque la Fórmula 1 necesita debate y contrates ahora más que nunca, y si los mendaces tratan por todos los medios de dejarnos el pasado limpio como una patena, nada nos asegura que los legados no hayan sido alterados con tal de permitir el buen dormir de los herederos. Quién sabe, al paso que va la burra a lo peor nos encontramos a la vuelta de la esquina con que Niki Lauda no sentía su coche con los pelillos del culo o descubrimos un James Hunt al que no le gustaba el alcohol o un Eddie Irvine que era de misa de domingo...

En fin, yo como Totoro... Os leo.

1 comentario:

  1. Los "periodistas", sí, entre comillas, o estudiantes de periodismo de 17 o 19 años, y otros de más de 40 años de experiencia, con páginas en internet o canales en YouTube, recurren muy a menudo a La posteridad. Es algo como un sello que los identifica. Pero estos individuos no se dan cuenta que hay personas que por múltiples razones, no se tragan ni una sola de sus aseveraciones. Estos individuos solo viven de los chupadores de contenido y los "clicks".

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