martes, 3 de diciembre de 2019

Cuando el primero pierde pie


La cultura «Ositos de peluche» se ha demostrado como óptima para Ferrari aunque tampoco diese para ganar campeonatos: un segundo piloto de libro; estrategias que contemplaban el continuo sacrificio de Kimi en favor de Sebastian; y un primer zagal ¡ay zagal...! ¿Por qué no puedo yo tener / Mi madre a quien querer / Lo mismo que otros niños? / ¿Por qué no encuentro al despertar / El beso y el cantar que espera mi cariño? / ¡Qué solo está mi sendero! / ¡Qué triste está mi corazón! / ¿Por qué no escucha mi canción / Ni entiende mi corazón / La madre que yo quiero...?

Líbreme Dios de decir con esto que echo de menos a Arrivabene y su costumbre de andar regalando pellizquitos en la mejilla y palmaditas en la espalda a quien lo hacía francamente bien, mayormente el piloto alemán.

Bueno, sí, tampoco voy a negar que extraño a Maurizio, pero porque el de Brescia daba más juego, aunque como decía más arriba, siendo su visión del mundo más óptima que la de Mattia Binotto tampoco es que Ferrari anduviese para tirar cohetes con él al timón.

En fin, anda el gentío responsabilizando de lo sucedido este año a La Scuderia y tampoco es cuestión de enmendarle la plana a nadie, básicamente porque si no lo ves no lo ves ni con palillos abriéndote de par en par los párpados. Maranello ha hecho lo que todas, porque a ver, esto de contar con un segundo de libro y unas estrategias que contemplan su habitual sacrificio, ni es nuevo ni lo ha inventado la rossa.

Brackley y Milton Keynes gozan de este tipo de configuraciones pero a ellas les funciona porque el primer piloto está por regla general cuándo y dónde se le espera, cosa que no ha sucedido en chez Ferrari. ¿Y por qué no no ha sucedido? Bueno, esta pregunta también tiene respuesta.

A veces pasa, sucede sin más. Lo vimos en 2014 en Mercedes AMG hasta que Zetsche y la prensa británica tuvieron que intervenir luego de los sucesos de Spa-Francorchamps. Lewis no estaba a lo que había que estar. Le faltaba confianza para imponerse a Nico Rosberg y comenzó guerras psicológicas que no supo terminar y, claro, tuvo que abusar de ciertas marrullerías que calentaron los cascos de su compañero alemán. Volvimos a verlo en 2016 en el mismo lugar aunque con peores consecuencias para el conductor británico...

En fin, Red Bull tampoco supo salvarse de este tipo de situaciones en 2018. Ricciardo era mucho Ricciardo para Verstappen a comienzos de temporada, y como el australiano aprovechaba los abundantes errores de su colega de colores, húbole que pararle un poquito los pies al de Perth, lo que derivó en que aussie junior decidiera irse a Renault...

Ya termino. Cuando el primer piloto pierde pie o confianza, o se despeña solo, o como queramos llamarlo, resulta complicado contener a tíos como Nico, Valtteri, Daniel o Charles, fundamentalmente porque llevan entre manos los mismos cacharros que sus jefes y vivimos una época en que los monoplazas son especialmente importantes, que sé que nos entendemos. Maurizio aquí anduvo muy listo y hay que reconocérselo. Mantuvo a Kimi como segundo de Sebastian y las pocas veces en que el finlandés superaba a Vettel, daba a éste un osito de peluche y le hacía carantoñas porque París bien vale una misa y porque él sí sabía manejar situaciones complicadas... 

¡Qué triste está mi corazón! / ¿Por qué no escucha mi canción / Ni entiende mi corazón / La madre que yo quiero...?

Os leo.

1 comentario:

  1. Nuestro nórdico entendía su papel, cobraba bien sus cuartos, y aquí paz y después gloria.

    De todos modos, lo impepinable ya sabemos qué es, tanto como con Kimi como con Daniel. Se ven las costuras... y ahí no hay nada que hacer. El tiempo pone a todo el mundo en su lugar. Por muchos campeonatos que se tengan. Los que lo vivimos sabemos a qué atenernos, salvo que seas un cenutrio y no tengas dos dedos de frente.

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