domingo, 17 de noviembre de 2019

El hombre del centenario


El cambio de actitud de la prensa especialista con respecto a Honda está pidiendo a gritos un clarificante memorando repleto de rigores que borre la sonrisa de la peña que aparece en la foto de arriba...  

¡Todo a babor!, ¡todo a babor...! Pintan bastos para Ferrari y su estrella —¡no, ésa no, la otra!—, y el espectáculo requiere un reclamo a la altura del hexacampeón del mundo, un antagonista creíble, un conductor sobre el que no pesen las gabelas y sombras que arruinaron la vida de Jenson Button, Stoffel Vandoorne y el que escapó por los pelos para jugar en ligas más nobles. 

Honda ya no es tramposa ni juega con ventaja ni levanta sospechas por su altísimo rendimiento en Interlagos.

Nadie le hace las cuentas a la japonesa porque supondría desmercer su milagro, ese milagro tan necesario para que si pestañeamos nos lo podamos perder. En fin, Sakura no es Maranello, punto pelota. Si la cosa hubiese sucedido con McLaren a lo mejor alguien habría echado la vista atrás para recordar la cantidad de unidades de potencia que se han consumido en esta aventura en la que una escudería (Toro Rosso), anda totalmente plegada a lo que dicta Red Bull. No hace el caso, la Fórmula 1 y Heineken necesitan este holandés como agua de mayo y todo lo que sea tenerlo cuanto antes será bienvenido.

La prensa lo sabe (¡todo a babor!, ¡todo a babor...!), y apoya la jugada porque en nada tocará vender el Hamilton vs. Verstappen durante 2020 como el duelo de la centuria. Pena que a Max no le haga ninguna falta. Ha dominado el Gran Premio de Brasil con mano de hierro en guante de seda y sin que apenas quepan peros porque cuando hay coche, con esas manos sólo salen versos. ¡Todo a babor!, ¡todo a babor...!

Os leo.

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