Steiner, Guenther Steiner, ese fistro de jefe de equipo que, a falta de cuatro pruebas para que termine el Mundial 2019, decide que da la temporada por perdida...
No hay día que pasa que no desproveche Haas para ganar terreno en esa Fórmula 1 telonera que, de no existir, habría que inventarla. Multa por insultar a un comisario en Suzuka y va el italiano y no se presenta ante la prensa para reclamar un poquito de por favor, como Emilio, el portero de la finca de Aquí no hay quien viva. A Vettel le salió gratis ciscarse en la madre que parió a Charlie Whiting en México (2016), y a Vettel, de nuevo, también le salió a cuenta montar el numerito en Canadá de este año, pero a Steiner, Guenther Steiner, ese monumento de boss que no nos merecemos, la FIA no le pasa una y lo convierte en cabeza de turco del apparatchik.
Y Steiner, Guenther Steiner, nos sale por palo de soleares. Como si todo le resbalara —que no diría que no—, habla de que no hace suficiente caso a sus pilotos y que su equipo no va a seguir esforzándose en entender las Pirelli porque total pa'qué.
Si no fuera porque todo el pescado está vendido y Haas hace penúltima por delante de la malherida Williams, hasta tendría gracia que Steiner, Guenther Steiner, nos venga ahora con eso de que la norteamericana tira la toalla (sic). Ha renovado a los Hermanos Makana y es hasta cierto punto normal que no tenga en cuenta ni sus sensaciones ni opiniones porque sabemos de sobra que han tomado a su jefe de filas por el pito de un sereno y Romain y Kevin continuarán obrando en consecuencia sin hacerle puñetero caso. ¿Para qué gastar saliva con ellos...? Pues eso mismo me pregunto yo.
En fin, William Storey se estará descojonando en estos momentos, pero es lo que menos importa ahora. Steiner, Guenther Steiner, es una víctima que milita en la Fórmula 1 porque de algo hay que vivir y porque, en el fondo, sufriendo los rigores del infierno se vive la mar de calentito, para qué vamos a engañarnos.
Os leo.
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