viernes, 11 de octubre de 2019

Los coches de 2020


Que el año que viene se hayan reducido las jornadas en pretemporada de ocho a seis, sólo significa una cosa: continuidad a la vista.

Desde el gran salto al vacío que supuso el preestreno de la era híbrida y el revolucionario paquete de medidas aerodinámicas en 2009, se viene percibiendo que la temporada inmediatamente anterior a un gran cambio apenas cuenta en términos de novedades y asunción de riesgos. Y tiene su lógica. Los presupuestos que manejan los equipos menos pudientes no son ilimitados y, a la hora de poner los huevos en alguna cesta, siempre es mejor aparcar un proyecto que ya ha dado de sí todo lo que podía dar, para abordar cuanto antes y con suficiente dotación económica el nuevo horizonte que se propone desde el reglamento técnico.

Tampoco es que 2020 no vaya a traer novedades. A ver, se trata, más bien, de que el margen de evolución de los monoplazas que estamos viendo en 2019 se habrá estirado para cubrir dos campañas en vez de una, y obviamente, no afectará a toda la parrilla por igual, ya que Ferrari y Mercedes AMG, por ejemplo, es previsible que sigan poniendo toda la carne en el asador con tal de llevarse el premio gordo, aunque dudo bastante que el W11 y el SF91, si al final se denomina así, aporten diferencias abrumadoras con los W10 y SF90 de esta sesión.

No obstante, que es a lo que vamos, con la mayoría de datos recabados y los planteamientos generales suficientemente probados, sobran esas dos jornadas de pretemporada en Montmeló. Como de costumbre, la primera semana se invertirá en la preceptiva toma de contacto y sondeo de los vehículos y las gomas, y la segunda servirá para valorar el comportamiento global en tandas cortas y largas...

No me gusta que cada vez haya menos entrenamientos, pero el elevado coste de la actividad manda. Va a ser más barato así, y si el experimento sirve para que la F1 llegue viva a 2021 creo que muy bien podemos asumirlo.

Os leo.

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