miércoles, 30 de octubre de 2019

Ángeles caídos


Sebastian lo ha vuelto a hacer. En 2014, Red Bull dio libertad a sus pilotos para luchar entre ellos cuando el único que salía perdiendo con tanto fair play era Daniel Ricciardo. Es obvio decir que nadie en la austriaca se molestó en intentar que aussie junior alcanzara el subcampeonato. En Ferrari no está haciendo falta ni fingir. Da lo mismo que Charles haga buenas clasificaciones o lleve mejor ritmo en carrera, al monegasco siempre le suceden cosas feas que le impiden materializar su esfuerzo.

Me gustan los actores secundarios, creo que ya soy el único, sobre todo cuando son tan soberbios que eclipsan a las estrellas incluso cumpliendo escrupulosamente con su papel.

Al igual que los títulos de Hamilton no se explican sin el sacrificio de Nico Rosberg en 2014 y 2015, o sin las meteduras de pata de Vettel de 2017 a esta parte, a Leclerc no lo entenderemos completamente en 2019 si no tenemos en cuenta que el tetracampeón hace tiempo que no está a la altura de las elevadas expectativas que se depositaron en él.

Con Kimi en el cuadro, las flaquezas del de Heppenheim se notaban menos porque el querubín rubio sabía perfectamente en qué consistía su participación en la obra y le bastaba que le repitieran una orden por radio para que él la ejecutara sin hacer más preguntas. El caso de Daniel y Charles es radicalmente diferente. Cada uno en sus respectivos momentos, pretendían o han pretendido darlo todo sin darse cuenta de que ése es y era el mejor y más rápido camino para convertirse en Mark Webber...

Chicos nuevos recién ascendidos. Imaginároslo por un instante: Ricciardo viniendo de Toro Rosso y Leclerc de Alfa Romeo Sauber. Un reto descomunal por delante y mucha gente a la que convencer. Esas cosas en las que piensas cuando confías en que tu calidad puede lograrlo, ya me entendéis. Y lo dos topan con un cicatero de aúpa que se baja del coche para empujar una silla de ruedas pero no acepta que la mascota del Gran Premio de México chupe cámara en un lugar tan sagrado como el podio (sic). En 2014 Sebastian era de Red Bull a muerte aunque ya había llevado bombones a Luca di Montezemolo y pensaba en sí mismo. Esta temporada a saber en qué está pensando, pero desde luego no en ser generoso con un compañero al que puede arrebatar su premio sin mancharse las manos.

La historia se repite. Vettel tuvo papel protagonista en que Ricciardo no consiguiera su subcampeonato y va a lograrlo otra vez. Su lucha por el título de esta sesión estaba muerta desde Bahrein, pero sigue prefiriendo convertir a Charles en un ángel caído antes que dejar que el de Mónaco obtenga lo que en justicia merece. No sé cuántos cadáveres más dejará el alemán en el camino, pero no volváis a decirme que es un hombre de equipo.

Os leo.

3 comentarios:

  1. Caído en desgracia por no cumplir con las expectativas, la culpa no es de Vettel si no de Ferrari que le prometió un coche ganador y presupuesto ilimitado y a cambio le proporcionó................... un coche ganador y un presupuesto ilimitado.

    un saludo de un Alonsista "conspiranoico".

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  2. Pero los muy cabrones le dieron uno igual al otro piloto!!!!
    Quién diría...

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  3. Joé Josete, aunque seas de Bilbao eso de mentar la bicha en jalogüin no deja de ser un peligro, que mañana van a venir unos cuantos zombies vettelónimos al olor de la sangre y la vamos a liar... Venga, venga paz, amor y traiga p'acá el jamón...:)))

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