El fruto de la pasión

Me encantan las victorias de Ferrari que producen rosarios de «peros», que son cogidas con pinzas y puestas en el rincón de pensar porque si esto o esto otro, todo habría resultado más creíble...

Si no fuera porque llevo bastantes años hablando de que para la prensa inglesa la rossa es «inútil», «sucia» o «tramposa» según la dirección que marque su veleta, incluso daría crédito al reguero de dudas que han salpimentado la victoria de Maranello en Monza, pero como no es así, me abono a pensar que el sentir anglosajón ha calado hondo en la afición y ya resulta imposible diferenciar lo que es sacarina de puro venenito servido con gotero en vena.

Hemos charlado infinidad de veces en Nürbu al respecto de que a los british no les interesaba cascar demasiado a Vettel porque, en el mismo paquete, con el alemán se les iba al carajo la figura mitológica de Hamilton. Dije —no me he molestado en buscarlo, lo lamento— que el trabajo sucio de zarandear al tetracampeón se lo dejaban a sus colegas de la prensa italiana porque para estos menesteres se han mostrado siempre más afanosos a la hora de sacudir las alfombras.

En todo caso, que es a lo que vamos, ahora que Sebastian ha causado baja y enseña sus herrumbres, toca comenzar a machacar los riñones de Charles, y qué mejor que poniendo en duda su limpieza.

Desgraciadamente vamos a tener más de lo que nos han dado este fin de semana. La FIA nunca es coherente y todo el follón montado por la falta de consistencia en sus decisiones y cómo han afectado al Gran Premio de Italia no es más que ruido, bien orquestado, por cierto, porque en nuestro bendito país ha picado todo quisque, como de costumbre. El nuevo enemigo es el problema. Estaba bien alabar sus virtudes cuando no suponía una amenaza, pero ahora que lo es y el monegasco ha salido gallito de pelea, conviene comenzar a marcar territorio para proteger al pentacampeón, no sea que se descascarille.

Sea como fuere, Charles ha probado el fruto de la pasión en el mejor lugar del mundo: Monza. Se ha erigido como número uno de Ferrari y si me pedís mi opinión, tal y como tenía los neumáticos el coche de Hamilton, su aventura de intentar amedrentar a Leclerc fue pelín arriesgada. ¡Grande Verstappen en Austria sacando al dos de Maranello!, ¡mal que el de la rossa jugase al límite con el hijo del viento en Italia...!

A ver si lo pillamos de una vez, que, de momento, Charles ya tiene su primera bandera blaquinegra y Lewis sigue lavando su historial con Norit. Por algo se empieza, ¿no?

Os leo.