Ese Ayrton Senna que no existe, que no habla con Dios ni aflora en las efemérides ni protagoniza documentales, obligó a Elio al destierro de Lotus.
Sin la intervención del paulista la historia de De Angelis aparece incompleta. El romano abandonó el piano y las comodidades de haber nacido en una muy buena familia, y como otros de la época, quiso dar rienda suelta a su pasión por los bólidos. Se estrenaba en la Fórmula 1 habiendo pagado su asiento en un DN9 de la anglo-americana Shadow. Corría 1979 pero aquél no era un buen cacharro, aunque bastó para que Colin Chapman se fijara en él y decidiera contratarle para sustituir a Carlos Alberto Reutemann la temporada siguiente.
A partir de 1980, Elio y Lotus forman una sólida pareja que durará algo más de un lustro, y es que precisamente en 1985 aparece el Senna que mencionábamos al principio.
Chapman ya no está. El británico había fallecido en diciembre de 1982 y la escudería inglesa está dirigida por Peter Warr. Así las cosas, a pesar de que en 1984 Elio ha terminado tercero y ha comenzado 1985 con fuerza —a la salida del Gran Premio de Francia es segundo detrás de Michele Alboreto y saca 17 puntos de ventaja al brasileño (octavo)—, el buen Ayrton acabará segando la hierba que pisa el italiano.
John Player Special cumplirá su amenaza en 1986. No ha estado de acuerdo con la sustitución de Nigel Mansell por Senna y a la conclusión del contrato zanjará su mítica relación con Lotus. De Angelis ya había sido arrinconado por la de Hethel para ese instante aunque terminaba la sesión 1985 en un puño con su némesis: 38 puntos para el futuro frente a 33 para él, el pasado, habiendo firmado por Brabham mientras a Derek Warwick le deshacían poder ocupar su asiento en la negra y dorada, pero para el de Roma parece tarde: perderá la vida el 15 de mayo después del accidente sufrido probando el innovador BT55 en Le Castellet.
Os leo.
Sin la intervención del paulista la historia de De Angelis aparece incompleta. El romano abandonó el piano y las comodidades de haber nacido en una muy buena familia, y como otros de la época, quiso dar rienda suelta a su pasión por los bólidos. Se estrenaba en la Fórmula 1 habiendo pagado su asiento en un DN9 de la anglo-americana Shadow. Corría 1979 pero aquél no era un buen cacharro, aunque bastó para que Colin Chapman se fijara en él y decidiera contratarle para sustituir a Carlos Alberto Reutemann la temporada siguiente.
A partir de 1980, Elio y Lotus forman una sólida pareja que durará algo más de un lustro, y es que precisamente en 1985 aparece el Senna que mencionábamos al principio.
Chapman ya no está. El británico había fallecido en diciembre de 1982 y la escudería inglesa está dirigida por Peter Warr. Así las cosas, a pesar de que en 1984 Elio ha terminado tercero y ha comenzado 1985 con fuerza —a la salida del Gran Premio de Francia es segundo detrás de Michele Alboreto y saca 17 puntos de ventaja al brasileño (octavo)—, el buen Ayrton acabará segando la hierba que pisa el italiano.
John Player Special cumplirá su amenaza en 1986. No ha estado de acuerdo con la sustitución de Nigel Mansell por Senna y a la conclusión del contrato zanjará su mítica relación con Lotus. De Angelis ya había sido arrinconado por la de Hethel para ese instante aunque terminaba la sesión 1985 en un puño con su némesis: 38 puntos para el futuro frente a 33 para él, el pasado, habiendo firmado por Brabham mientras a Derek Warwick le deshacían poder ocupar su asiento en la negra y dorada, pero para el de Roma parece tarde: perderá la vida el 15 de mayo después del accidente sufrido probando el innovador BT55 en Le Castellet.
Os leo.
Gran reseña a uno de los grandes de antaño, que por circunstancias no llegó a más, un piloto muy válido. Nuestro deporte no solo está hecho de grandes nombres y creo que Senna se recuerda muy fácil, pero recordar a héroes con De Angelis es un trabajo y un esfuerzo que todos debemos hacer que, sin duda, Elio merece.
ResponderEliminar¡Bravo, Maestro!
Hola,
ResponderEliminarQué cosas tiene el destino! Aquel Brabham ultraplano que no acababa de funcionar y que había que probar a toda costa en Paul Ricard en unas condiciones que hoy no serían aceptables ni para una carrera de Karts, sería el precursor conceptual del plurivictorioso MP4 con el que se coronó Senna, ambos diseñados por el gran Gordon Murray.
Siempre he pensado en cómo hubiera sido la cosa si Senna se hubiera enfrentado a Belloff y a De Angelis, con un Villeneuve que estaría pegando sus últimos coletazos en aquellos monstruos de casi 1000 cvs. Quizás en las enciclopedias no habría sitio para los Piquet o Mansell, o quizás Prost sería heptacampeón, por aquello del a río revuelto...
Salu2!