Colchones de muelles

Los equipos han jugado de toda la vida de Dios con las presiones y el ángulo de caída (camber) de las ruedas, con el fin de definir la mejor zona de contacto de la goma con el asfalto. A esta área se la denomina huella, y a pesar de que a partir del Gran Premio de Italia de 2015 la FIA se puso pina pina filipina con la obligación de seguir las recomendaciones del fabricante, en este caso Pirelli, las escuderías han continuado buscándose la vida para ganar terreno aquí, y nunca mejor dicho, ya que la bendita superficie se mide en milímetros cuadrados.

Y bien, si os he contado esta milonga es porque llevamos un par de añitos notando que los compuestos muy usados ofrecen a veces un mejor rendimiento que los nuevos y esto tiene que ver con la huella, y también con el buen conducir...

También es verdad que venía de antes aunque desde 2016 Daniel Ricciardo y Checo Pérez han sido protagonistas de algunos fenómenos supuestamente paranormales, que coincidían en que las ruedas les permitían sacar un mejor rendimiento incluso más allá de su vida útil. Bueno, el australiano y el mexicano son dos tíos muy cuidadosos con los neumáticos y esto explicaba en parte los milagros, aunque en honor a la verdad, aquí tenemos la primera pista para aclarar lo que se pudo comprobar durante el pasado Gran Premio de Azerbaiyán en el coche de Charles Leclerc, que iba mejor con compuestos medios casi agotados que con blandos nuevos.

Como explicamos a principios de 2015 [Olvidad que son sólo redondas y negras] y salvando las evidentes distancias, los neumáticos se parecen bastante a los colchones de muelles y con el transcurso del tiempo (y el uso) su estructura también se debilita.

Para que nos hagamos una idea, cuando reposamos sobre un colchón de muelles recién estrenado, éste toca nuestro cuerpo en una superficie determinada que se va ampliando conforme lo vamos utilizando, vamos, que a los cinco años seguramente nos hundiremos en él con más facilidad y en vez de sujetar nuestra espalda habrá empezado a abrazarnos porque ha ido perdiendo rigidez. Si perseveramos sin hacer caso a los síntomas, a los 10 años comenzará a resultar molesto meterse en la cama y a los 15 todavía más...

Todo esto se debe a la fatiga que va acumulando la estructura, pero lo importante para lo que nos ocupa es que esta circunstancia deriva en una ampliación de la superficie de contacto, de la huella, que en el caso de las gomas permite una mayor zona de tracción y de frenado sobre el piso del circuito, es decir: de respuesta.

Obviamente, no responde igual un colchón que ha sido cuidado que uno maltratado. Este último durará menos que el primero porque además de ampliar la superficie de contacto seguramente presentará deformaciones, bultos, abolladuras o puntos más más duros que otros.

Y llegamos al final, Ricciardo y Pérez destacan por mimar sus ruedas como pocos y por soler llevarlas a que su vida útil se prolongue y, además, a que lo hagan ofreciendo una huella mayor, algo que siempre resulta ventajoso. Y seguramente con el Ferrari de Leclerc sucedió tres cuartos de lo mismo: los medios que montaba el SF90 llegaron al momento de ser cambiados con una menor rigidez estructural y, por tanto, pisando el suelo en un área bastante mayor que al inicio, y los blandos (C4) no pudieron replicar el comportamiento porque ofrecían una huella menor y porque la temperatura del asfalto no era lo suficientemente alta como para permitir la rápida y correcta elasticidad de la carcasa.

¿Por qué La Scuderia le puso C4 nuevos en vez de usados a Charles? ¡Ésta es una buena pregunta...!

Os leo.