domingo, 14 de abril de 2019

Hitler's Grands Prix in England [Christopher Hilton]


No sé si habrá mensaje oculto en que la Fórmula 1 celebre sus 1.000 GPs precisamente el día en que se cumplen 107 años desde que el insumergible Titanic se encontró en el Atlántico con un iceberg. En todo caso, y puesto que a estas horas me estoy preparando para disfrutar del Gran Premio de China 2019 y esta noche toca prueba de IndyCar en Long Beach, permitidme que adelante deberes con esta entrada porque la jornada promete.

Os cuento. Donington Hall es una mansión inglesa que fue utilizada durante la Primera Guerra Mundial como sede de confinamiento de aviadores alemanes apresados —que vivían en ella a cuerpo de rey, según los quisquillosos de entonces—, y años después, más o menos a medio kilómetro al sur, se levantó el circuito Donington Park, que fue inaugurado en 1931 y se mantuvo operativo hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1939.

Y bien, Hitler's Grands Prix in England: Donington 1937 and 1938 (Haynes Manuals Inc., 1999), el volumen que traemos hoy a este hilo comenzado en agosto de 2015 [Libros], narra precisamente todo lo que rodeó los Donington Grand Prix de 1937 y 1938, pruebas ganadas por Bernd Rosemeyer y Tazio Nuvolari respectivamente, ambos sobre monoplazas Auto Union.

El libro es sumamente interesante. No se trata únicamente de que desgrana desde una óptica mayoritariamente inglesa lo que supuso el desembarco del automovilismo nazi en la Gran Bretaña anterior a la Segunda Guerra Mundial, sino que lo escribe alguien que es capaz de trasladar toda su pasión a cada una de las líneas que componen el texto: Christopher Hilton.

Hilton, desaparecido a finales de 2010 y ampliamente conocido por su labor como periodista y sus libros sobre Senna, Hunt, Schumacher o Nuvolari, etcétera, analiza en Hitler's Grands Prix in England, y con todo lujo de detalles, como fue que la Alemania de Hitler hizo un perfecto ejercicio de enseñapollismo en tierras británicas con los Auto Union y Mercedes-Benz de la época.

Las dos fábricas disfrutaban de un trato privilegiado por parte del aparato del nazismo y gozaban ya de un apabullante palmarés, pero así y todo fueron recibidas en Donington en olor de multitudes, seguramente porque hablando de motorsport hay una nación más grande que el resto: la propia competición. Bueno, eso y que el conservador Neville Chamberlain, Prime Minister entonces, seguía mirando para otro lado al respecto del III Reich —con Wiston Churchill a lo peor nos habíamos perdido este trozo de historia...

En fin, no me distraigo. El autor no se queda sólo en la apariencia de los hechos. Pretende indagar en el fenómeno que supuso la aparición de unos vehículos diseñados para correr como no se había visto jamás y busca aliados para comprenderlo, Nigel Roebuck y Murray Walker entre ellos, o el coleccionista y experto Tom Wheatcroft, impulsor del museo Donington Grand Prix Collection y la restauración del circuito en 1971, quien además se encarga de escribir la introducción.

El dominio técnico de los alemanes es evidente y Hilton busca dar con las claves de su éxito sin paliativos, y para ello contrasta opiniones, relata situaciones, contextualiza, acude a testimonios, hace abundante hemeroteca, etcétera, para terminar definiendo un escenario en el que se palpa que la visión del automovilismo deportivo inglés de aquella época, quizás estaba, lisa y llanamente, a años luz de la concepción que manejaban en Alemania, más cercana a la operatividad exigida a una unidad de carros de combate...

No os voy a destripar Hitler's Grands Prix in England: Donington 1937 and 1938, faltaría más, pero sí os diré que lo largo y ancho de sus 240 páginas se puede tocar lo que fue aquello, incluso el ciervo que atropelló Nuvolari en la clasificación de la edición de 1938.

Os leo.

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