Con lo que llevamos visto hasta ahora ya podemos decir que la aplicación de la normativa 2019, más allá de la disposición y tamaño de los alerones, se nota bastante en los monoplazas. Así las cosas, mientras ahí fuera se sigue hablando de decoraciones o de complejidades insondables, vamos a echar el ratito en Nürbu tratando de señalar las claves del nuevo entorno aerodinámico por aquello de evitar perdernos con las presentaciones, pero, sobre todo, porque la vida es sencilla y porque por muchas vueltas que le demos, nuestros coches de colores no dejan de ser cajitas de cerillas con cuatro ruedas.
Y bien, partiendo de la base de que tenemos razonablemente clara la razón por la que las alas delanteras se habían vuelto con el paso del tiempo virtuosos engendros del diablo [#Alerón'09], cabe decir que se han sintetizado este año con la intención de abaratar costes (sic) en diseño, investigación y producción de armas letales, también para favorecer los adelantamientos, y en líneas generales, para dar algo más de vidilla al chasis, la mecánica y la conducción.
En principio estamos ante un escenario menos aerodinámico que en 2017 y 2018, pero esto es mejor que lo cojamos con pinzas porque, de concretarse (todavía está por ver), durará lo que el agua en una cesta de mimbre, ya que la tropa ingenieril buscará en un abrir y cerrar de ojos recuperar terreno en esta área.
Y al lío, que decía aquél...
El alerón delantero pierde parte de sus funciones pero gana otras. Siempre sobre el papel, ahora produce más downforce que antes porque amplía tamaño, pero su nuevo diseño sin tanto chirimbolo le complica la función de iniciar el bendito vórtice Y250 y ayudar a que el aire sortee el volumen de los neumáticos. Toca elegir dónde se pone el énfasis y con menos elementos que estos años pasados, para que nos entendamos. Además, se supone que en 2019 se va a poder meter morro en la estela del vehículo que va delante, asunto nada baladí, por cierto.
En toda lógica, si el ala anterior no va a poder apoyar como antes el trabajo del fondo plano, el meollo de la cuestión pasa a los chismes que hay debajo del volumen delantero y en el comienzo del habitáculo (turning vanes), a los redireccionadores inferiores (bargeboards) y, por supuesto, a las derivas verticales que se presentan al lado de las bocas de alimentación de los pontones.
Aún no sabemos si ha sido peor el remedio o la enfermedad en el caso de los cambios acometidos en el alerón, pero esta zona en concreto va a dar muchísimo juego durante la temporada y, sin duda, generará ríos de tinta, puesto que los equipos dependerán de ella para el correcto funcionamiento de los suelos de sus vehículos y de cómo hará el aire para sortear el volumen de los neumáticos traseros.
Que la parte más delicada del diseño se focalice entre el tren delantero y el final del habitáculo, nos deja detrás un área aparentemente sosanga que, sin embargo, también tiene su intríngulis.
Como el torneado de la carrocería buscará llevar la mayor cantidad posible de aire hacia el alerón posterior y el difusor, tendremos bonitas formas de cuello de botella en la zaga de los coches, lo que dará lugar a que la superficie superior del fondo plano resulte generosota y campo abonado para que los ingenieros se apliquen aquí con denodado entusiasmo. Hay que impedir que las presiones de arriba y abajo del suelo se desmanden, hay que seguir extrayendo aire para que la downforce sea efectiva y el difusor trabaje bien, y hay que evitar en lo posible el drag (resistencia al avance) de las ruedas posteriores.
En fin, todo un encaje de bolillos...
En fin, todo un encaje de bolillos...
Y llegamos al final del vehículo, cuyo aspecto más notable es el retraso que ha sufrido el ala trasera, que también gana tamaño.
En principio (y siempre sobre el papel), la nueva posición traslada hacia atrás la creación de downforce, ayudando con ello a compensar la posible pérdida de efectividad en el fondo plano y a que la estela del monoplaza sea asumible para el monoplaza que va detrás y pretende adelantar, pero aquí caben muchos matices porque este espíritu se irá al carajo, a la mínima, como alguien dé con la tecla en la gestión de caudales antes del inicio del fondo plano y frontales de los pontones.
Os leo.
En principio (y siempre sobre el papel), la nueva posición traslada hacia atrás la creación de downforce, ayudando con ello a compensar la posible pérdida de efectividad en el fondo plano y a que la estela del monoplaza sea asumible para el monoplaza que va detrás y pretende adelantar, pero aquí caben muchos matices porque este espíritu se irá al carajo, a la mínima, como alguien dé con la tecla en la gestión de caudales antes del inicio del fondo plano y frontales de los pontones.
Os leo.
De todo el "combo" lo que más me gusta es el ala trasera mas grande y alta. El ala delantera creo que hasta le habría venido bien achicarse.
ResponderEliminarComo bien dices, se estarán quemando las pestañas todos los Newey y sus colegas para exprimir lo mas posible las posibilidades de este nuevo reglamento, por lo que para dentro de tres o cuatro GPs ya veremos cómo funciona.
Sds.
Martin
Coincido con el comentario anterior en lo ateniente al ala delantera. Es más, si querían hacer algo original para favorecer los adelantamientos, por qué no dejar completamente expuestas las ruedas delanteras? Achicando el bigote hasta el límite interior de las ruedas quedarían expuestas y al acercarse por detrás a otro auto volvería a haber "succión" como en los viejos tiempos.
ResponderEliminarVórtices? Efecto suelo? Que se arreglen...
SAludos desde el Coño Sur