Ser uno de los pilotos que más cariño concita entre los aficionados tiene mucho valor, máxime cuando la etiqueta que le pusieron al nacer a nuestro protagonista fue la de frío...
Vaya por delante que no creo en las etiquetas ni en aquellos que las necesitan para vivir. En este sentido, se puede decir perfectamente que Kimi —sí, el tipo de esta noche es él—, supone una bonita lección de lo inútiles que resultan los etiquetados, todos los etiquetados, porque a pesar de pasar por ser un soso de cojones no conozco a nadie que no lo adore un poquito, si acaso en la intimidad.
Nuestro Campeón del Mundo 2007, el último con La Scuderia, se nos pasa a Alfa Romeo Sauber el año que viene, lo que supone seguir en Ferrari aunque sea en el equipo «B», y de este hecho totalmente circuntancial surgen un buen puñado de preguntas, la más interesante de todas: ¿qué sucederá si el coche rosso de 2019 sale castañón y el de Hinwil acierta con la nueva normativa?
Parece precipitado exponerla sin haber pasado por el microondas pero parte de un hipótesis razonablemente viable ya que el reglamento que estrenaremos en breve supone barajar las cartas de todos y ver qué sucede luego. El SF71H ha sido un coche grandioso y podría ser que se acertara con su sucesor, o no; en todo caso, Maranello está más cerca del techo de progresión que la suiza —es lo que luchar por el Mundial—, y al hilo, el C37 ha ido pasito a pasito y la de Vasseur ha gozado de más espacio y tiempo para preparar el C38 o como se decida llamarlo...
No, no me parece descabellado pensar que Ferrari y Alfa Romeo Sauber puedan coincidir en prestaciones al menos en las primeras carreras de la temporada próxima, que luego siempre habría posibilidades para descolgar a la helvética con tal de proteger el buen nombre de la italiana y sus héroes, un suponer.
Y bien, en este supuesto Kimi tendría mucho que decir. Conoce la unidad de potencia Ferrari como la palma de su mano y el monoplaza suizo va a ser tan novedoso para él como para Antonio Giovinazzi, su compañero. Vamos, que ambos parten de cero y aquí la etiqueta de que Iceman se lleva mal con la mecánica se despega sola. Raikkonen es un individuo implicado con su trabajo y de los más adaptativos de nuestra parrilla (otra etiqueta que se va al carajo). Si las cosas le encajan es perfectamente capaz de ponerle un plus al coche que caiga en sus manos. Si por el contrario, no le encajan, será el primero en admitir publicamente que nos olvidemos de él lo que queda de campaña.
Pero pongámonos en la vertiente romántica: un tipo cualquiera pasa de Ferrari a Alfa Romeo Sauber y se encuentra con que puede con su colega de colores y tiene vehículo y puede luchar por andar arriba —no hablo de disputar el terreno a Mercedes AMG, que hay que decirlo todo—. Le llaman sobrevalorado aunque ésta es otra etiqueta que tampoco ha significado nada en 2018, y bien, pilla en pista a Leclerc o Vettel y les muestra por qué fue Campeón del Mundo 2007 un niño grande al que de pequeño le colgaron el sambenito de frío.
Ya decía antes que este supuesto se puede considerar fungible de oficina porque de ser cierto duraría lo que el agua en una cesta por razones obvias, pero está ahí y de momento resulta factible. No sé vosotros pero yo pagaría por disfrutarlo siquiera una mísera vez.
Os he contado en más de una ocasión que en Gorliz hay más kimistas que alonsistas y estos últimos adoran al de Espoo sin que sea necesario apagar las luces para hacer el amor. Me comentan mis amiguetes que en la mayoría del territorio español sucede igual. Lobato no ha podido tener la culpa de este grotesco dislate, pero estaría bien que este país negro y emponzoñado por los malos de la película de los buenos, tuviese la oportunidad de gritar a coro ¡Kimiiiiiiiiiiii! en 2019, y es que el domingo nos dice adiós Fernando, pero se queda Kimi.
Pero pongámonos en la vertiente romántica: un tipo cualquiera pasa de Ferrari a Alfa Romeo Sauber y se encuentra con que puede con su colega de colores y tiene vehículo y puede luchar por andar arriba —no hablo de disputar el terreno a Mercedes AMG, que hay que decirlo todo—. Le llaman sobrevalorado aunque ésta es otra etiqueta que tampoco ha significado nada en 2018, y bien, pilla en pista a Leclerc o Vettel y les muestra por qué fue Campeón del Mundo 2007 un niño grande al que de pequeño le colgaron el sambenito de frío.
Ya decía antes que este supuesto se puede considerar fungible de oficina porque de ser cierto duraría lo que el agua en una cesta por razones obvias, pero está ahí y de momento resulta factible. No sé vosotros pero yo pagaría por disfrutarlo siquiera una mísera vez.
Os he contado en más de una ocasión que en Gorliz hay más kimistas que alonsistas y estos últimos adoran al de Espoo sin que sea necesario apagar las luces para hacer el amor. Me comentan mis amiguetes que en la mayoría del territorio español sucede igual. Lobato no ha podido tener la culpa de este grotesco dislate, pero estaría bien que este país negro y emponzoñado por los malos de la película de los buenos, tuviese la oportunidad de gritar a coro ¡Kimiiiiiiiiiiii! en 2019, y es que el domingo nos dice adiós Fernando, pero se queda Kimi.
Os leo.
En Lotus no lo hizo nada mal, el coche de Allison le sentaba muy bien a su estilo de pilotaje.
ResponderEliminarA ver qué inventa Simone Resta para 2019. Muchos años y experiencia en Ferrari. Pueda salir un sucedáneo del Toro Rosso para la scudería allí.
Academia Kimi de jóvenes talentos, a lo instructor Viper de Top Gun, jaja! Bien por él, que se divierta.
Se ha dicho mucho de Kimi, en su contra, en estos últimos años. Desde su personalidad fuera del coche, hasta su técnica dentro de él.
ResponderEliminarPero vamos: El tipo es campeón del mundo con Ferrari ¿Quién de nosotros no querría ese honor? Se ha dado el lujo de pedir una montaña de "pasta" para que Ferrari le permita correr rallies y le de su coche a Fernando. Luego de unos años vuelve a "la rossa" (previa "escala" en Lotus). Tiene 40 años y aún así lo emplean donde muchos de nosotros sólamente soñamos.
Que no debe ser: Ni tan malo, ni se le ha olvidado conducir, ni tampoco ha de ser antipático ¿No es así?
Yo no sé qué le vio Mintu... ;)
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