viernes, 16 de noviembre de 2018

El DRS y Speedy Gonzales


Durante la clasificación los monoplazas pueden abrir el DRS en las zonas habilitadas para ello sin que tenga que haber un rival a un segundo o menos distancia, y puesto que este año se han ampliado de dos a tres los espacios para DRS en numerosos circuitos o se ha aumentado la longitud de los mismos, entra dentro de lo normal que hayamos disfrutado mucho más de los sábados de Gran Premio que hace una temporada.

Es de perogrullo, pero los coches reducen la resistencia al avance (drag) activando el coño cachivache (Drag Reduction System) y, en consecuencia, van mucho más rápidos...

Así las cosas, como en clasificación los vehículos no dependen de la presencia de doblados o un oponente que circule por delante, el DRS se utiliza en el máximo espacio disponible en cada trazado y, obviamente, van mucho más veloces que en carrera, donde la dependencia de qué hacen o dónde están los adversarios es extrema, ya que define si hay detección y activación, o en su caso, si toca arrear a pelo y sin ayudas.

Y bueno, vengo hoy con esta milonga porque a mi modo de ver se ha recalcado poco la implicación que tiene el DRS en la caída de tiempos en la fase clasificatoria con respecto a los conseguidos el año pasado, por ejemplo y por no irnos muy lejos, y básicamente por responder a aquellos que siguen considerando que relativizo mucho las cosas con Lewis o con Sebastian. 

Cuando se abordó la ampliación de zonas o se amplió la sección de algunas de ellas, se aludió a que Liberty Media quería más espectáculo. Y bien, ya lo tenemos, aunque como espero que se comprenda tras lo dicho, no hay ninguna magia en el asunto y sí una mera cuestión de lógica, ya que si hay más espacio para ir a toda pàstilla, lo razonable es que los tiempos por vuelta sean sensiblemente menores y, por ende, más espectaculares.

No me gusta el DRS, lo sabéis de sobra, pero bueno, hay que convivir con él y, desde luego, tener en cuenta su existencia para evitar que se nos abran los ojos y la boca más allá de lo razonable.

Os leo.

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