Rossa pálido

El mundo rebosa mingafrías, Sebastian. Leo, y no salgo de mi asombro, a tifosi que alardean de serlo, que han claudicado antes que tú y que yo y esperan a Charles y alaban a Lewis como mejor piloto, sin preguntarle al británico si hoy dormirá tranquilo sabiendo que la puñalada que te ha metido en Sochi se debe en parte a que Toto ha sacrificado a Valtteri...

Bienvenido a la aspereza de la ladera oscura del Olimpo. Aquí nadie vale nada y, por eso mismo, lo que se murmura entre sus piedras y arbustos quemados por el frío, vale doble porque está lejos de los focos y el postureo. 

Óscar, tú y yo, y Iron, disfrutamos del cielo de la tarde tumbados sobre la hierba. Nos hemos merendado en Rusia el poco margen que teníamos, ya no depende de nosotros, pero soy hábil encontrando clavos a los que agarrarse, y, además, no me gusta tu lenguaje corporal. Pareces vencido y eso supone darle alas al enemigo. Hamilton se crece en este tipo de situaciones, así que, si no es mucho pedir, te solicitaría que adoptes de aquí a Abu Dhabi un perfil algo más portugalujo y chubarra. No sé exactamente cómo explicarlo, pero sería ideal que te miraras en aquel chiquillo que fuiste en 2009, o en el Vettel de la primera parte de 2017. Podrías fijarte también en el Rosberg de 2016 o, ya estirando mucho la cosa, en el Fernando de Suzuka 2006.

Olvida a los aduladores que te están dando la espalda, o a los numerosos idiotas que, a estas horas, siguen rebuscando en la basura con tal de justificar tu caída. 

No has muerto todavía. Métetelo bien en esa cabeza de chorlito que tienes y mira donde debes mirar: estás solo porque Ferrari acostumbra a dejar solos a sus pilotos cuando las cosas no salen como venía dibujado en la escaleta. Pasa de los errores cometidos como de la mierda. El pasado es el peor juez pero, a la postre, nunca sirve para nada. Céntrate, supera comprender que no eres Dios, y asimila que ni puñetera falta que hace. Interiorízalo y responde desde dentro, desde las tripas.

Cuanto más aprietes más posibilidades habrá de que Lewis la cague porque él tampoco es la polla de Bedoya. Con toda la ayuda del mundo empató a puntos al Nano en 2007. Lo pulió bien pulido Jenson en 2011, y si no llegan a maniatar a Nico en 2014 y 2015, le habría pasado lo que en 2016 con el alemán.

No le des ese gustazo, Sebastian. Nuestras posibilidades actuales pasan porque Hamilton o Brackley cometan errores y ahí es donde tenemos que darle duro, aunque ello requiera crecerse cuando no quedan ni ganas. Frente arriba y en plan canallita: yo me sé de uno al que le tiemblan las piernas y tal, por eso han sacrificado a Valtteri... No te cortes, hazme caso. Más vale poner la cara una vez roja que ciento amarilla, incluso en el intento de evitar un adelantamiento muy al límite del reglamento. Sobraba. Has vuelto a demostrar que juegas a la defensiva, con todo en contra, pero ahora la película consiste en buscar el error del rival. Hacendado pero con estilo, que sé que me entiendes.

Os leo.