Mi legendaria capacidad para hacer amigos me hace ser pesimista ante el futuro de la Fórmula 1.
Aparentemente no tiene mucho que ver una cosa con otra, pero estoy seguro de que habéis percibido que cada vez soy más proclive a enlazar textos en inglés, alemán o austriaco, con tal de afianzar mis entradas. Y es que aquí, en nuestra bendita España, se ha desperdiciado una maravillosa oportunidad de pensar por nosotros mismos, de acuñar contenidos propios. Y no, no es ninguna casualidad que ahí fuera beban de lo que dice Diario Gol o Pedrerol, porque el resto de material especializado o generalista, salvando honrosas y puntuales excepciones, que también las hay, es una traducción al español de lo que parieron ellos.
Así las cosas, se ha pasado sin pausa ni anuncios, de justificar prácticamente todo lo que hacía o decía Bernie a criticar todo lo que hace o dice Liberty, cuando básicamente consiste en lo mismo...
No resultamos rentables. Copiamos como papagayos todo lo que se dice allende nuestras fronteras. Por figurar un poco nos manifestamos capaces de despellejar lo que tenemos mientras esperamos instrucciones. ¿Y luego...? Luego no sé lo que habrá, pero de lo que sí estoy seguro es de que en el futuro seguiremos pintando lo mismo que ahora.
Os leo.
Me preguntáis que qué pienso sobre lo que sucederá en los años venideros y, si os soy sincero, no sé qué contestar.
Tampoco es que me importe mucho, la verdad. Sí sé lo que piensan los ingleses, alemanes y austriacos: la Fórmula 1 les pertenece y continuarán luchando por ella. Aquí, eso: con tal de parecer los más equidistantes del barrio, hemos perdido una oportunidad preciosa de construir un mundo que resulte atractivo para nuestros anunciantes. Después nos preguntamos por qué nadie apuesta por Roberto Merhi, y señalamos su mono negro poniendo posturitas y haciendo gestos, pero aterricemos: ¿quién coño va a apostar un euro ahí o en otro sitio, sabiendo que a la hora de morder a los nuestros en España somos los primeros de la cola...?
Tampoco es que me importe mucho, la verdad. Sí sé lo que piensan los ingleses, alemanes y austriacos: la Fórmula 1 les pertenece y continuarán luchando por ella. Aquí, eso: con tal de parecer los más equidistantes del barrio, hemos perdido una oportunidad preciosa de construir un mundo que resulte atractivo para nuestros anunciantes. Después nos preguntamos por qué nadie apuesta por Roberto Merhi, y señalamos su mono negro poniendo posturitas y haciendo gestos, pero aterricemos: ¿quién coño va a apostar un euro ahí o en otro sitio, sabiendo que a la hora de morder a los nuestros en España somos los primeros de la cola...?
No resultamos rentables. Copiamos como papagayos todo lo que se dice allende nuestras fronteras. Por figurar un poco nos manifestamos capaces de despellejar lo que tenemos mientras esperamos instrucciones. ¿Y luego...? Luego no sé lo que habrá, pero de lo que sí estoy seguro es de que en el futuro seguiremos pintando lo mismo que ahora.
Os leo.
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