Los periodos de transición entre desarrollo de plataformas o diferentes proyectos suelen ser sumamente delicados tanto de gestionar desde su interior como de entender desde fuera.
Si cuesta asimilar que hay escuderías que ya están poniendo sus ojos, o los van a poner en breve, en los vehículos del año que viene —la vista y casi todo lo que tienen en el caso de «las pobres»—, y que esta circuntancia se debe incorporar por bemoles al análisis del trabajo de los pilotos y las propias monturas en lo que queda de la temporada corriente, os quiero un cuento lo que puede suceder con el salto que acaba de acometer Red Bull apostando por Honda para el año que viene.
No hay que irse demasiado lejos. En septiembre de 2017, instante en que McLaren confirma que abandonaba a la japonesa para pasarse a Renault, en cierto sentido se acaba el desarrollo del MCL32, y de aquellos lodos estos barros en Woking, que nos entendemos.
La anhelada especificación 4.0 de la unidad de potencia nipona ni llega ni asoma las orejas. Honda se guarda sus cartas y es lógico que lo haga, primero de todo porque a nadie le gusta que su información acabe en manos de terceros, y segundo, porque en Fórmula 1 estos tipos de desaires se pagan bastante caro. Conclusión: la británica tiene doble trabajo entonces, aguantar hasta Abu Dhabi y parir el MCL33, que ya hemos visto cómo ha salido de tocado.
Aunque se aluda poco, tenemos un referente clarificador un poquito más alejado en el tiempo. La explicación que se dio al especial recibimiento a Honda en 2015 por parte de la parrilla, venía precisamente de este punto, ya que se suponía que Sakura partía con una generosa ventaja llegando un año tarde al grupo de elegidos. Es más, la supuesta ventaja era doble, por tiempo extra y porque Woking desarrolló ese año previo con propulsores Mercedes-Benz, y estaba claro (sic) que Honda podía haber sido partícipe de la tecnología alemana...
Bueno, también hemos visto con el transcurso del tiempo en qué quedó todo eso, pero a lo que vamos: los fabricantes son muy celosos con su material y quien lo toca, y Renault no es precisamente una novata en estas lides, ni por supuesto se chupa el dedo, que por algo compró Lotus cuando Lotus había montado unidades de potencia de Stuttgart.
En fin, que me enredo. Milton Keynes se enfrenta a un periodo bastante dilatado en el tiempo en el que poco a poco puede ir dejando atrás la Red Bull que hemos conocido. El RB15 ha tenido que dejar la mesa de diseño para empezar a concretarse. Goza de una cierta ventajilla porque llevará el mismo tipo de unidad de potencia que utiliza en la actualidad su filial Toro Rosso, pero de aquí a Abu Dhabi continuará llevando UP Renault, y si no me fallan las cuentas, este matiz va a suponer la madre del cordero hasta finales de noviembre.
Os leo.
Os leo.
Tengo una duda, ¿están los fabricantes obligados a ofrecer a sus clientes el mismo motor que ellos montan en equipos oficiales? Es decir, ¿podrían Renault y McLaren montar motores evolucionados sin servir estas "evos" a Red Bull? Porque si no, Mclaren y el propio Renault están jodidos también ¿no?
ResponderEliminarUn abrazote
PD: Nosotros también te "queremos un cuento" (4ª línea 2º párrafo) ;)