Soy bicampeón

No tengo muy claro de qué tipo de higuera se han caído los que han se han sentido ofendiditos porque Fernando ha recordado a la prensa quién es él y quién es Kevin. Uno gana dos campeonatos mundiales por algo y para algo, y si un juntaletras lo ha olvidado habrá que recordárselo, digo yo.

Comentaba el otro día que el segundo problema de Magnussen era la prensa [Bocachancla], tan dada ella a reírle las gracias. Y qué queréis que os diga, me parece de perlas que Alonso haya puesto tierra por medio entre él y el danés, ya que no ha habido nadie con agallas para recordarle al hijo de Jan que se comportó como un macarra en pista y como un perfecto gilipollas repitiendo las palabras de Steiner ante los micrófonos.

¿Afirmar que el español llora por radio no merecía dos buenas collejas puestas negro sobre blanco en alguna columna o artículo en los medios? ¿No pedía a gritos unas palabras la incontinencia verbal de Max a cuenta del «cuando sea viejo y lento»?

Pues bien, si no ha requerido el esfuercito no entiendo lo de rasgarse las vestiduras ahora salvo que sigamos con el monotoema del ogro asturiano. Porque estuvo gracioso de la muerte que Ayrton Senna le echara un chorreo de mil pares de narices a Michael Schumacher en Magny-Cours 1992, o que éste último se fuera a cantarle algo más que las cuarenta a David Coulthard en Spa-Francorchamps 1998, por citar sólo un par de anécdotas, pero hiere nuestra podrida sensibilidad de parvulitos, que sin alzar la voz, el español recuerde a Kevin dónde está cada uno.

Qué queréis que os diga, estamos tan rodeados de bobadas y empapados de tontunas, que incluso las verdades ofenden porque siempre se vive mejor estirando ad nauseam las chuminadas. El gacetillero no sabía ni por dónde le daba el aire y hubo que recordarle lo obvio. Lo de la peña también lo entiendo, pero hasta cierto punto. Las farmacias están ahí, a mano, y en ellas hay remedios para este tipo de coyunturas: Talquistina, tiritas, y Hemoal Forte si la cosa parece grave, que diría Charly.

Os leo.