Todas las temporadas tienen su momento ¡mátame, camion!, y como no podía ser de otra manera, en 2018 ya ha surgido el correspondiente.
El antialonsismo de piscifactoría está tan embriagado ante la posibilidad de que Red Bull se aproveche de todo el curro desarrollado por McLaren desde 2015 a esta parte, que no ha caído en la cuenta de que a la tercera fuerza de la parrilla se la trae bastante floja haber obtenido 3 victorias con el mismo motor (actual) que usan Enstone y Woking, seguramente porque en Milton Keynes se dejan de apasionamientos y monsergas, saben hacer las cuentas, y entienden que los tres primeros puestos han sido poco menos que fruto de la fortuna.
China fue una carrera muy loca, que se calzó Ricciardo porque a Rey Pescador no le gana nadie. Mónaco fue un truño con procesión, en la que lo complicado era adelantar, y puesto que Daniel estaba donde hay que estar, pues llegó primero a la meta aunque Vettel y Hamilton se aburrieron. Y qué decir de Austria: los dos Mercedes AMG hacen out, Sebastian no alcanza, aussie junior cae en combate y Max ve la bandera a cuadros en primera posición porque... porque alguien tenía que hacerlo.
Este cuadro no compensa a la austriaca por mucho que suponga el ariete de los alevines del antialonsismo. Y no compensa por muchas vueltas que le demos, y por eso mismo Red Bull ha apostado por Honda: porque no le renta continuar con Renault, que hay que decirlo todo.
Y en estas estamos, en que supuestamente la matriz ha dado permiso a la filial para que se acorten los tiempos de progreso aún a riesgo de que Gasly y Hartley se acostumbren a salir en las pruebas desde Apatamonasterio, localidad de Bizkaia. Sus respectivas carreras profesionales importan una caca, van a ser usados como peones de brega. Olvidaros de que puedan demostrar lo que valen, la moderna Fórmula 1 consiste en esto: en que juegan cuatro y los demás se joden.
Bueno, Horner ha dicho que no es exactamente así, pero ya conocemos al marido de Geri, así que mejor le dejamos con sus correcciones políticas y pasamos al ¡mátame camión! de esta historia, que consiste en que el antialonsismo piscifactoril se ha hecho fuerte comparando McLaren con un proyecto que después de cuatro años y medio admite (por fin), que no eligió el camino correcto a finales de 2013.
No quiero herir a nadie, pero en Woking tardaron menos en darse cuenta de que con Honda no iban a ninguna parte. Bien mirado, la británica también puede aprovechar todo lo hecho por Renault en el entorno Red Bull, y sin sacrificar las ilusiones de nadie. Obviamente, el tiempo nos dirá quién gana esta batalla, pero no me digáis que no es ¡mátame, camión! eso de sacar pecho y hacer comparaciones con una aventura que acaba de admitir que ha fracasado.
Os leo.
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