A tontas y a bobas, Carlos arranca en la quinta posición de la parrilla de esta tarde en Hungría, y será que los apasionados se han atragantado, o algo así, pero parece que ayer no hubiese sucedido nada extraordinario en Hungaroring, claro está, más allá del comentario por radio de Fernando a su ingeniero, circunstancia que ya ha levantado ampollitas flanderianas en algunos equidistantes.
Y bien, bien, tres bien, que diría el impagable Tip a Coll en el número del vaso de agua, la cosa de la valoración del madrileño en su etapa en Enstone ha podido consistir precisamente en esto que sucedía ayer: en enfatizar las sombras y callar las luces. Desde Austin 2017 a Budapest 2018, full time, que dicen los ingleses, todo con tal de no significarse ante los compis, que ya se sabe que en cualquier descuido te pueden retirar el saludo en el recreo o incluso llamarte alonsista.
En fin, la actuación del español en Hungría fue sobresaliente a pesar del comportamiento chorra de los mecánicos de la anglo-francesa, y, obviamente, sólo está siendo destacada por la prensa amiga de su señor padre, don Carlos Sáinz senior. Que ya nos lo dijo Hamilton: ahora no es como antes. Ahora hay que tener mucha pasta y muy buenos padrinos, no como él, que llegó a la Fórmula 1 de la mano de un señor desconocido que se llamaba Ron Dennis, así como por casualidad, que, además, no había puesto una miserable libra esterlina en la carrera profesional de su pupilo.
Hay que reírse. Sí, aunque dé bastante lastimita hay que reírse.
Salvando las distancias, está pasando con esto de Carlos exactamente igual que con la devaluación de La Triple Corona o la victoria de Nakajima, Buemi y Alonso en Spa-Francorchamps y Le Mans: la tirita antes de la herida, la callada por respuesta, quitar hierro porque no es para tanto, y años después, a tirar de hemeroteca para demostrar en público que de ésas cosas sólo hablaron los de siempre, los sesgados, los que no aman este deporte ni entienden que la Fórmula 1 siempre ha sido así.
Salvando las distancias, está pasando con esto de Carlos exactamente igual que con la devaluación de La Triple Corona o la victoria de Nakajima, Buemi y Alonso en Spa-Francorchamps y Le Mans: la tirita antes de la herida, la callada por respuesta, quitar hierro porque no es para tanto, y años después, a tirar de hemeroteca para demostrar en público que de ésas cosas sólo hablaron los de siempre, los sesgados, los que no aman este deporte ni entienden que la Fórmula 1 siempre ha sido así.
Así, así ha sido siempre, llevan razón en esto. Los que han impuesto el discurso normalmente lo han hecho con la connivencia de los numerosos cobardicas que había en 2007 y desgraciadamente sigue habiendo ahora.
Os leo.
Os leo.
No hablemos bien de los nuestros, del futuro de la F1 en España, del catalizador de las futuras retransmmisione, que algunos llaman rata, otros sobrevalorado, muchos directamente callan. Con un tal Roberto lo mismo, silencio absoluto, que si rechazó a Mercedes (información que no he podido contrastar porque no encuentro nada más allá de los rumores), cuando seguramente le habría ido tan bien como a Wehrlein en esa estructura, o como a Ocon, que está sin estar.
ResponderEliminarLo que hay que aguantar, valgame dios.