El problema de Kevin Magnussen se llama Guenther y se apellida Steiner, su patrón. Además tiene otro añadido: la prensa británica, que se inclina con demasiada facilidad a endulzar las sartenadas del danés porque Alonso es su diana preferida. Lo critica, sí, pero con cariño, como hace Charlie Whiting con sus payasadas en pista.
Quedan 11 carreras por delante y por simple cálculo de probabilidades algún día debería tocarle a Lewis Hamilton sufrir las incontinencias del de Haas (Vettel parece intocable en este aspecto). Y si no sucede, se deberá únicamente a que el titular del dorsal número 20 elige a sus víctimas, cicunstancia que lo convierte en un auténtico mierda, y discúlpenme ustedes lo elevado del tono.
La última vez que hablé de él lo hice en términos favorables [Las gafas del sr. Cagliostro], pero entonces era abril y todo tiene un límite, y lamentablemente, hay que admitir que el Magnussen actual tiene mucho más de macarra poligonero que de piloto integrante de una parrilla en la que se presupone que están los mejores. Y no, no me preocupa ni que sea rocoso sobre el asfalto ni que dirima sus cuitas con quien le venga mejor. Lo realmente preocupante es la docilidad que muestra con quien sabe que si se mete, lo acabará pagando caro.
En el colegio a estos tipos los mirábamos de reojo y procurábamos tenerlos lejos. Buscaban problemas en el patio para salir airosos cuando el rival estaba en inferioridad de condiciones. Cuando la cosa se podía podía poner chunga, no había lameculos más grandes...
Kevin, de momento, es un bocachancla insulso e inocuo. Si nos fijamos bien, ni siquiera ha sido capaz de mencionar los lloros de Alonso por radio hasta que no le ha abierto la puerta su jefe. Pero Haas va a entrar en declive, si no lo ha hecho ya, y la montonera es generosa en oportunidades de buscarse marrones; y así las cosas, tarde o temprano nuestro héroe puede encontrarse con la horma de su zapato: un tipo como él, cauto con los grandes pero valiente con los que considera inferiores. Incluso, como insinuaba más arriba, puede poner en aprietos o joderles una prueba a un Verstappen o un Hamilton, y entonces Charlie deberá elegir si salva el culo del hijo de Jan, como lleva haciendo hasta ahora, o le mete un correctivo de esos que no se olvidan.
Magnussen tiene suerte, pero la suerte se acaba y veremos entonces qué dicen Steiner y los que le ríen las gracias al poligonero porque se porta cerdo con Alonso.
Os leo.
Magnussen tiene suerte, pero la suerte se acaba y veremos entonces qué dicen Steiner y los que le ríen las gracias al poligonero porque se porta cerdo con Alonso.
Os leo.
Es un puto gilipollas. Si estuviera en mi colegio estariamos un numeroso grupo esperandolo a la salida para enseñarle lo que es el respeto. Un mierda que tiene que insultar a los demás para tener un titular. Un tonto la polla que la tiene que liar en pista si quiere un minuto de tv. Un saltafarolas, un malafollá, un papafrita. En definitiva, un bueno para nada que está en el mundo porque tie'que haber de to.
ResponderEliminarEs un segundo piloto devenido en líder del equipo por las constantes pifias del primer piloto. Eso seguramente le da un plus en la consideración de su jefe, pero apenas su compañero se enfoque y empiece a sumar puntos lo va a equiparar, y va a perder ese plus.
ResponderEliminarEs una pena que desperdicie de esta manera sus cinco minutos de gloria.