Llevamos tan sólo cinco pruebas a cuestas, de las veintiuna que componen el campeonato 2018, y me asalta la sensación de que el tiempo se ha detenido cuando no sucede que vamos marcha atrás.
No está nada mal que los de siempre anden sermoneándonos a todas horas que este año no se siguen las 500 Millas de Indianápolis como en 2017 porque no participa en esta edición un tal Fernando Alonso. En esencia, viene a ser exactamente lo mismo que los que refunfuñan todos los años —éste no— porque el Nobel de Literatura descubre a los lectores a tal o cual autor. Haberlo haylos, como las meigas, y son tan tontainas como los que recriminan a los demás que se hayan acercado a mundos nuevos gracias a una mano amiga o a un premio...
¿Cómo nos acercamos a un hobby, un entretenimiento o un tipo determinado de espectáculo? Por pura casualidad o con ayuda, mamones. ¡Con ayuda!
Y lo curioso es que como hemos dicho tantas y tantas veces, toda esta gente que critica a quienes no siguen sus rutinas dispone de púlpitos desde los que podrían hacer precisamente lo que recriminan que no hace la otra gente, la bastardilla.
Hay, incluso, quien dispone de púltipo catedralicio, de esos que pintan de puta madre en el curriculum engañabobos; pero nada, ni una letra sobre todas esas cosas importantes que sin Alonso carecen de tirón, of course!, lo que me lleva a pensar que son unos diletantes de caca. De esos que se aprovechan de nuestro asturiano pero utilizándolo en pasiva, de forma negativa, a la contra, algo que también da clics y relumbre, faltaría más.
Los premios literarios se crearon para galardonar y destacar personalidades, es obvio, pero fundamentalmente para dar a conocer y acercar al público éste o este otro contenido o forma de hacer literatura. Vi Easy rider en versión subtitulada. Consumí horas y horas intentando desentrañar lo que querían decir Bergman, Truffaut, todo lo que sonaba a nouvelle bague, y al cabo del tiempo, el cine me sigue enamorando y entreteniendo cuando la película es buena sin necesidad de que sea profunda. El poso es lo importante, tanto en la parte cultureta de la cosa como en Fórmula 1.
Y lo curioso es que como hemos dicho tantas y tantas veces, toda esta gente que critica a quienes no siguen sus rutinas dispone de púlpitos desde los que podrían hacer precisamente lo que recriminan que no hace la otra gente, la bastardilla.
Hay, incluso, quien dispone de púltipo catedralicio, de esos que pintan de puta madre en el curriculum engañabobos; pero nada, ni una letra sobre todas esas cosas importantes que sin Alonso carecen de tirón, of course!, lo que me lleva a pensar que son unos diletantes de caca. De esos que se aprovechan de nuestro asturiano pero utilizándolo en pasiva, de forma negativa, a la contra, algo que también da clics y relumbre, faltaría más.
La Fórmula 1 es un continuo y hay que cuidarla a cada minuto o acabas pensando que las banderas amarillas en Interlagos 2012 fueron fruto de la mente calenturienta de Fox Mulder.
Lo dejas, lo pospones para otro día, y si te descuidas vienen Pirelli y Sebastian y te dicen que todo está OK para que la digestión se rápida, y ya si eso, que piense otro, que ya le leeremos. Y el caso es que en nuestro deporte siempre hay tema, que diría don Enrique Pastor, aunque reconozco que es mucho más comodo dar la murga a todas horas alertando sobre el dominio de Toyota en el WEC o señalando a todos esos malos aficionados que no siguen las 500 Millas de Indianápolis como a ellos les gustaría que se siguieran.
Sólo hemos consumido cinco carreras de veintiuna y a ver si ésta va a ser una temporada de mierda porque los de la sagrada liturgia y las buenas formas no han asimilado todavía que hay que mojarse.
Me jodería, ya os lo digo. Que esta turba de cobardes teman tanto al agua me fastidia. Que sea a estas horas más importante significarse con las 500 Millas que atender a lo que se está cociendo en nuestras cercanías con el tema de si Pirelli fue determinante, o no, en el Gran Premio de España, me alerta sobre la pobreza intelectual que ha convertido nuestro deporte en lo que es en la actualidad, que no tiene visos de arreglarse, sino, más bien, tiende a profundizar en el abismo aquél de Nietzsche.
Y eso, que os leo, y que nos quedan dieciséis pruebas por delante.
Lo dejas, lo pospones para otro día, y si te descuidas vienen Pirelli y Sebastian y te dicen que todo está OK para que la digestión se rápida, y ya si eso, que piense otro, que ya le leeremos. Y el caso es que en nuestro deporte siempre hay tema, que diría don Enrique Pastor, aunque reconozco que es mucho más comodo dar la murga a todas horas alertando sobre el dominio de Toyota en el WEC o señalando a todos esos malos aficionados que no siguen las 500 Millas de Indianápolis como a ellos les gustaría que se siguieran.
Sólo hemos consumido cinco carreras de veintiuna y a ver si ésta va a ser una temporada de mierda porque los de la sagrada liturgia y las buenas formas no han asimilado todavía que hay que mojarse.
Me jodería, ya os lo digo. Que esta turba de cobardes teman tanto al agua me fastidia. Que sea a estas horas más importante significarse con las 500 Millas que atender a lo que se está cociendo en nuestras cercanías con el tema de si Pirelli fue determinante, o no, en el Gran Premio de España, me alerta sobre la pobreza intelectual que ha convertido nuestro deporte en lo que es en la actualidad, que no tiene visos de arreglarse, sino, más bien, tiende a profundizar en el abismo aquél de Nietzsche.
Y eso, que os leo, y que nos quedan dieciséis pruebas por delante.
Pero maestro, si hasta frigod... Digo, ese peassho fistro tetracampeón, ha admitido que las cosas hubiesen sido mucho peores sin la modificación de la banda de rodadura, luego a admisión de culpas relevo de pruebas, que diría un latino...
ResponderEliminarEl reverso tenebroso del graining no deja de ser un aspecto más de la carbonífera turba que algunos gestionan por sus adentros. Pero el lado luminoso siempre resplandece, manque pierda, leñe...