martes, 3 de abril de 2018

M. Euphémisme


Discúlpenme que insista, que diría Matías Prats, pero como apuntábamos no hace mucho [Haciendo la cama a Liberty], cada vez se consolida más la sensación de que los equipos no están por la labor de dejar que el nuevo patrón aplique de una puñetera vez el modelo que considera más adecuado para el negocio.

Como de costumbre existe un manifiesto tema económico como ajo en esta salsa. Hemos hablado de él, he escrito mucho al respecto, la última vez en febrero pasado para MotorPoint [Jaleo de motores F1 para 2018], y lo que me extraña en estos momentos es que no se haya sacado a la palestra con la intención de enfocar por qué hay tanto recelo ante un cambio que, sobre el papel, consideran imprescindible y necesario todos los agentes que integran la Fórmula 1.

Suena chusco recordarlo, pero se está discutiendo sobre un formato que de ser definitivamente aplicado empezaría a funcionar en 2021, dentro de tres años, razón de más para que nos quedemos perplejos ante el follón montado.

Por muchas vueltas que le demos, a todas luces hay tiempo y suficiente margen de maniobra como para pensar que si efectivamente se pretende alcanzar un escenario mejor del que disfrutamos, equipos, Federación y FOM, estarían dando palmas con las orejas ante tan bonita oportunidad, así que os recomendaría encarecidamente que nos dejásemos de chorradas y empecemos a llamar pan al pan y vino al vino.

A los equipos grandes no les gusta ni la sana competición ni participar en ella. Lo que les mola es ganar cómodamente y a poder ser por un desembolso razonable.

Enrique seguramente me mata por recordarla, pero la frase ¡es el mercado, amigo! viene que ni pintada para encuadrar lo que está sucediendo. Liberty Media pretende que haya más vidilla en nuestro deporte y ése es el aro por el que nadie quiere pasar ya que más jaleo significa más competencia, y por ende: mayores costes de desarrollo y mayor posibilidad de exposición a las miserias propias...

Lo sucedido con Honda en su desembarco de 2015 debería habernos vacunado.

Bien, no ha sido así y aunque todavía hay muchos que siguen abonados al discurso de lo malotes que resultan los japoneses, tecnológicamente hablando, en el fondo ahí está todo lo que necesitamos para entender por qué a Liberty le está costando tanto convencer a Mercedes-Benz, Ferrari y Renault, de que en 2021 resulta inexcusable cambiar de chip y aceptar que la zona de confort no es eterna, ni falta que hace.

Pero claro, si no quieres competir en igualdad de condiciones y sólo te interesa vencer y convencer a los incautos, lo normal es que las discusiones se enturbien y se enreden, y se enreden aún más, que ya decía John Negroponte que la mejor manera de dinamitar una negociación pasaba por participar en ella.

Ea, os leo.

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