No recuerdo dónde la leí, disculpadme, pero en estas horas previas al Gran Premio de Australia en las que parece que todo está dicho pero queda todo por decir, me ha venido a la cabeza la historia de aquel hombre maduro, entrado en años, que se preguntaba sentado en un solitario asiento de vagón de tren sobre qué pensamientos eran los más apropiados en los instantes previos a conocer, por fin, a la que sin ningún género de dudas ya estaba consagrada como la mujer de su vida...
Las relaciones epistolares daban para mucho hace no demasiado tiempo, en cambio, los tuits apenas dan para nada en la actualidad, ni con 280 caracteres ni con la posibilidad de hacer hilos, que son algo así como escribir un rosario de telegramas. Si se me permite decirlo, además de vernos abocados a un mayor esfuerzo improductivo, ahora nos conocemos menos y peor.
Sea como fuere, el amor y el apasionamiento se relacionan tradicionalmente con la juventud y a la gente mayor sólo le queda portarse acorde con su edad y, acaso, ofrecer lecciones desde su supuesta experiencia —las cajitas de siempre, los benditos prejuicios—. Y como estamos ante la primera cita de la temporada y hay un revoltijo de no menearse a nuestro alrededor, da la sensación de que la juventud lleva la voz cantante en cuanto a pronósticos y cantidad de ilusiones, y a los que peinamos canas o enseñamos cartón, sólo nos queda responder a todo este tótum revolútum desde la mayor serenidad posible.
¡Carajo!, tengo 58 años pero me pasa como al personaje del primer párrafo.
Como imagino que os sucederá a la mayoría de vosotros que lindáis o hayáis sobrepasado por poco o por mucho eso que se denomina edad noble, siento en el estómago como un millar de mariposas revoloteando y ando algo nerviosillo ante la apertura de la campaña 2018. Y el caso es que lo entiendo como algo normal que en ningún modo hay que ocultar. Es más, lo reivindico.
Estas cosas suceden, acaban de tocar a generala y aún no sabemos a qué atenernos. Luego, ya el domingo, después de la carrera en Albert Park será momento de hacer valoraciones y serenarnos, o buscar un buen muro de las lamentaciones donde llorar o una pérgola en mitad de un jardín donde cantar de alegría. Hoy no toca, lo apropiado en estos momentos es aceptar que sin estas cosas sin explicación, la Fórmula 1 perdería nueve décimas partes de su atractivo.
Os leo.
Y sí. Esta semana está siendo de mucha expectativa. Porqué negarlo.
ResponderEliminarTengo tu misma edad y me reconozco en tus dichos, puedo decir que la emoción está intacta.
Vamos que falta poquito...
Un abrazo desde el Coño Sur