La Fórmula 1 tiene tantos recobecos, ofrece tantas perspectivas y es tan vasta, que difícilmente se puede excusar no hablar de ella a todas horas. En este sentido, la pérdida de Wilson Fittipaldi el 11 de marzo de 2013 me supuso días después, la oportunidad de hablar en Diariomotor de uno de los linajes más famosos del motorsport. Todo comenzaba con un hombre que lo amaba y que supo trasladar su pasión a cuantos le rodearon, empezando por su propia familia...
Wilson Fittipaldi moría a la edad de 92 años en Río de Janeiro, según anunciaba su hijo menor a través de las redes sociales el pasado 11 de marzo. Periodista pionero de las retransmisiones radiofónicas sobre motor en Brasil, Fittipaldi se ganó el sobrenombre de «Barao» (Barón) por el ejemplar pundonor y honestidad que puso en el desempeño de su trabajo, y por el enorme respeto que se rendía a su persona.
Fundador de la Confederación Brasileña de Automovilismo (CBA), su influencia supuso el impulso necesario para que sus dos vástagos y su nieto, Emerson y Wilson junior, y el hijo de éste, Christian, terminaran dedicándose al mundo del mostorsport, ámbito deportivo en el que los tres destacarían aunque en diferentes facetas.
Así, Emerson Fittipaldi resultaría el piloto más joven en conseguir un Campeonato Mundial a bordo de un Lotus, durante la temporada 1972, récord que ostentaría en solitario hasta que Fernando Alonso se lo arrebató en 2005. Tan sólo dos años más tarde, esta vez con McLaren, el paulista conseguía su segunda y definitiva corona, mientras ayudaba a su hermano mayor, Wilsinho, a preparar el primer proyecto brasileño en F1.
Completamente implicado en la nueva escudería, Emerson disputó con ella tres temporadas consecutivas, 1976, 77 y 78, momento en que se aparta de la competición para recalar en 1984 en la CART americana, aunque no sería hasta 1989 que inscribiría su nombre por primera vez en el palmarés de las 500 Millas de Indianápolis, para repetir triunfo y hazaña en 1993. En 1996, Emerson se retiraba definitivamente de la competición a los 49 años de edad, pero seguirá ligado a ella desde el desempeño de diferentes labores en otros ámbitos.
La historia de Wilson junior, aunque menos deslumbrante, no deja de ser reseñable. Como decíamos antes, el expiloto, larva en 1984 junto a su hermano menor un proyecto que pretendía situar a Brasil en el mapa de la F1, que desemboca un año después en la escudería Fittipaldi F1 Racing, también conocida como Copersucar, equipo que comenzaría a correr en 1976, y que lo haría hasta 1982, siendo recordado por la afición entre otras cosas, porque en él obtendría Keke Rosberg su primer punto como piloto (G.P. de Suiza; circuito de Dijon-Prenois, 1982).
Por último, Christian Fittipaldi, hijo de Wilsinho y nieto de «Barao», enfocó su carrera profesional siguiendo los pasos de su tío, estrenándose en F1 a bordo de un Minardi (1993), tras haber ganado los campeonatos de Fórmula 3 Sudamericana y Fórmula 3000, en 1990 y 1991 respectivamente. En 1994, pasaría a formar parte del equipo Footwork, y a la temporada siguiente, desembarcaba en la Champ Car World Series americana, quedando segundo en las 500 Millas de Indianápolis en el mismo año de su debút (1995). Después de probar suerte en la NASCAR (2001-2003), retornó a Brasil en 2005, habiendo obtenido previamente el triunfo en las 24 Horas de Daytona de 2004 en el equipo Bell, junto a Terry Borcheller, Forest Barber y Andy Pilgrim.
A tenor de estos datos, podemos decir que la estirpe de Wilson Fittipaldi ha sido larga y provechosa, y que el amor y conocimiento que manifestó siempre al respecto del mundo del motor, ha enraizado profundamente tanto en los suyos como en pilotos brasileños de varias generaciones, como Felipe Massa, quien desde su página web, recordaba de forma emotiva a «Barao» ante el G.P. de Australia, razón por la cual, ayer mismo al término de la prueba, dispensaba unas palabras de agradecimiento para Wilson y su familia, que horas después, agradecía asimismo y sentidamente, Emerson Fittipaldi desde las redes sociales.
Vocacional y honesto, hasta su retiro dedicado por completo a la CBA y a los medios de comunicación en cuanto a su labor divulgativa para con aficionados y jóvenes promesas, Wilson Fittipaldi ha pasado a la historia por ser el único periodista que ha retransmitido para televisión la consecución del primer título mundial de su hijo.
Ocurrió en Monza 1972, y seguro que en aquel instante Emerson ya estaba pensando en las palabras que tras el óbito ha dispensado recientemente a su progenitor: «Esa pasión fue un regalo de mi padre para mí.»
Descanse en paz.
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