Que digo yo, que a lo peor he vivido engañado todo este tiempo que ha transcurrido desde que supimos que Fernando Alonso iba a preparar su posible participación en las 24 Horas de Le Mans disputando la Rolex 24 at Daytona.
Igual todo consiste en que el bachillerato que cursé en mis tiempos mozos disponía de una magia más potente que el de ahora, no lo sé, pero «preparar» es un verbo bastante claro incluso para mí, botarate al que se le daban mal la lengua y la literatura, tanto que el Hermano Luis me recomendó en quinto o sexto, no lo recuerdo, que procurara no dedicarme a las letras...
Las mates y las ciencias también se me daban mal, en realidad todo en los estudios se me daba mal salvo cuando soplaban los Alisios. Imaginaros, mi propio hermano me animó a que me armara en COU para una ingeniería que él no fue capaz de sacar adelante, y fue el Hermano Obeso, el Lute, el Prefecto, quien nos llamó a mi madre y a mí a su despacho para que desistiera en mi empeño y eligiera una arista lo más dulce posible para subir al Serantes, ya que lo de hacer cumbre en el Everest parecía que quedaba muy a desmano siendo yo tan creativo...
Y es que hay quien se lo cree... Le dan un título de periodista y en su cuenta de Twitter proclama a los cuatro vientos y los siete mares que es riguroso viejo, según señala la Santa Inquisición con su sello; pone en su perfil tres o cuatro fotos con una alcahofa de colorines en la mano y una credencial FIA colgada del cuello, y piensa que lo tiene todo hecho interrogando a un frutero de barriada, o cuadra, que dicen los argentinos, sobre cómo de buena está la fruta del día. ¿Qué te va a decir, panolis? ¡Está buena. Es cojonuda... la mejor que vas a poder encontrar!
Me admira el poco caso que estamos haciendo a los norteamericanos en esto de que Fernando haya aceptado ser rookie en su tierra, y la modorra que embriaga a los que han decidido sacar conclusiones y sentencias de una chistera, como aquel reportero de guerra que escribía desde la comodidad de su habitación en un hotel cuatro estrellas, que distaba del frente lo que supone ser o no ser el objetivo de un proyectil perdido de la mano de Dios, que a saber dónde impacta.
La participación de Alonso en Daytona ha supuesto para los aficionados españoles y europeos la apertura de una puerta que hasta 2018 permanecía cerrada.
Tengo familia en Alabama, un colega que desde California trabaja para la NASCAR y un amigo entrañable en New York. Todos coinciden en que ha sido bueno para el deporte y su proyección mediática que Fernando haya elegido Daytona a la hora de prepararse para Le Mans. Pero aquí no. Lo de la preparación era señal inequívoca de aspirar a victoria, BOP y prisas mediante. Y la intentona ha resultado un fracaso (sic) porque hay que medrar incluso prestando oídos al pariente de ese piloto al que los titulares y las cabeceras tartaban injustamente debido a que una estrella se llevaba la fama y los focos.
Alonso ha sido saludado por norteamérica y su concepto del motorsport, y ya lo siento por los que aún no lo han digerido. Su presencia en la Rolex 24 ha sido tomada como un hecho que va mucho más allá de lo anecdótico, aunque aquí, en España, nuestro asturiano haya hecho poco menos que el indio simplemente porque se acaba el camino y los necios lo continúan.
2018, siglo XXI. Tal vez sea demasiado pedir que la gente se prepare un poco más, incluso en el ámbito del periodismo deportivo, que no todo es el Real Madrid y el Barça. Hay una cierta diferencia entre tener opciones de poder ganar y ser candidato a la victoria, pero claro, para verla hay que salir del caserío ancestral y abandonar la comodidad del santuario, que esa es otra.
Os leo.
En fin, jodidos frailes menesianos, jodido tato Juliantxu, jodido papá, tú también. Os quiero tanto y os agradezco tanto que no dejo de pensar ni un instante en lo mucho que me habéis dado sin saber lo que me dábais. Yo me preparaba, lo he hecho siempre y lo sigo haciendo; vosotros, todos vosotros, simplemente no supísteis jamás para qué.
El monstruito soy yo pero debo mucho a los que me cincelaron... El caso es que mi buena Pepa, a quien sentí partir en agosto de no hace muchos años mientras un coro, su coro, en una iglesia de barrio le cantaba el Txoria txori de Mikel Laboa, me había dicho un miserable mes antes, tal vez veinte días, cuando Cata y yo almorzamos con ella y su unidad de oxígeno que era como su sombra entonces: Jose, no seas bobo, tú no eres de letras...
Y es que hay quien se lo cree... Le dan un título de periodista y en su cuenta de Twitter proclama a los cuatro vientos y los siete mares que es riguroso viejo, según señala la Santa Inquisición con su sello; pone en su perfil tres o cuatro fotos con una alcahofa de colorines en la mano y una credencial FIA colgada del cuello, y piensa que lo tiene todo hecho interrogando a un frutero de barriada, o cuadra, que dicen los argentinos, sobre cómo de buena está la fruta del día. ¿Qué te va a decir, panolis? ¡Está buena. Es cojonuda... la mejor que vas a poder encontrar!
Me admira el poco caso que estamos haciendo a los norteamericanos en esto de que Fernando haya aceptado ser rookie en su tierra, y la modorra que embriaga a los que han decidido sacar conclusiones y sentencias de una chistera, como aquel reportero de guerra que escribía desde la comodidad de su habitación en un hotel cuatro estrellas, que distaba del frente lo que supone ser o no ser el objetivo de un proyectil perdido de la mano de Dios, que a saber dónde impacta.
La participación de Alonso en Daytona ha supuesto para los aficionados españoles y europeos la apertura de una puerta que hasta 2018 permanecía cerrada.
Tengo familia en Alabama, un colega que desde California trabaja para la NASCAR y un amigo entrañable en New York. Todos coinciden en que ha sido bueno para el deporte y su proyección mediática que Fernando haya elegido Daytona a la hora de prepararse para Le Mans. Pero aquí no. Lo de la preparación era señal inequívoca de aspirar a victoria, BOP y prisas mediante. Y la intentona ha resultado un fracaso (sic) porque hay que medrar incluso prestando oídos al pariente de ese piloto al que los titulares y las cabeceras tartaban injustamente debido a que una estrella se llevaba la fama y los focos.
Alonso ha sido saludado por norteamérica y su concepto del motorsport, y ya lo siento por los que aún no lo han digerido. Su presencia en la Rolex 24 ha sido tomada como un hecho que va mucho más allá de lo anecdótico, aunque aquí, en España, nuestro asturiano haya hecho poco menos que el indio simplemente porque se acaba el camino y los necios lo continúan.
2018, siglo XXI. Tal vez sea demasiado pedir que la gente se prepare un poco más, incluso en el ámbito del periodismo deportivo, que no todo es el Real Madrid y el Barça. Hay una cierta diferencia entre tener opciones de poder ganar y ser candidato a la victoria, pero claro, para verla hay que salir del caserío ancestral y abandonar la comodidad del santuario, que esa es otra.
Os leo.
Fernando hace lo que le apetece (y puede) . Pero mucha gente no lo quiere entender .
ResponderEliminarAhora...ojalá que el próximo año no quiera participar en ninguna prueba externa . Será la mejor señal de que estará de lleno metido en la lucha por el título , que es donde tiene que estar
Saludos