Ahora que el nombre de Aston Martin suena con fuerza en nuestro deporte por ser co-partner en Red Bull y andar pensándoselo para intervenir en la Fórmula 1 de Liberty Media, a partir de 2021, he pensado que a lo mejor os apetecía leer este texto que escribí para Diariomotor en junio de 2013...
En el año en que celebramos el centenario de Aston Martin, tristemente empañado (deportivamente hablando) por la muerte de Allan Simonsen en las 24 Horas de Le Mans, el debate originado por el mantenimiento en pista del equipo oficial tras el accidente del piloto danés —mitigado al conocerse que la familia de Simonsen alentó a la escudería británica—, y por la victoria final de Porsche en la Categoría Gran Turismo, cabe echar la vista atrás para recordar en tan señaladas fechas que la hoy de Gaydon, exploró la Fórmula 1 creando en 1959 un monoplaza que se llamó DBR4, que fue precisamente, una consecuencia natural de un empeño empresarial que culminaría con la victoria en la mítica prueba de resistencia francesa del mismo año, con el DBR1 conducido por Roy Salvadori y Carrol Shelby.
En el año en que celebramos el centenario de Aston Martin, tristemente empañado (deportivamente hablando) por la muerte de Allan Simonsen en las 24 Horas de Le Mans, el debate originado por el mantenimiento en pista del equipo oficial tras el accidente del piloto danés —mitigado al conocerse que la familia de Simonsen alentó a la escudería británica—, y por la victoria final de Porsche en la Categoría Gran Turismo, cabe echar la vista atrás para recordar en tan señaladas fechas que la hoy de Gaydon, exploró la Fórmula 1 creando en 1959 un monoplaza que se llamó DBR4, que fue precisamente, una consecuencia natural de un empeño empresarial que culminaría con la victoria en la mítica prueba de resistencia francesa del mismo año, con el DBR1 conducido por Roy Salvadori y Carrol Shelby.
También es cierto que el nombre de la señera marca británica sonó con fuerza en los aledaños de la F1, cuando de la mano de Max Mosley, en 2008, se abrieron las puertas a la denominada Formule 1 Low Cost, en cuya propuesta inicial encontrábamos a escuderías como Hispania, Virgin, Lotus, USF1 y Aston Martin, elenco al que cabría incorporar también a la española Epsilon Euskadi (casualmente, participante también de las 24 Horas de Le Mans de 2008). Sea como fuere, Epsilon no se integraría en la Fórmula 1 a partir de 2009; USF1 resultaría un completo bluf; Hispania competiría, pero pasaría a llamarse HRT para posteriormente desaparecer (2012); Virgin terminaría siendo Marussia; y Lotus cambiaría de nombre por problemas legales, para ser conocida hoy como Caterham Racing Team.
Huelga decir que la historia de Aston Martin con Prodrive no cuajó en el ámbito de la Fórmula 1 en épocas modernas, a pesar de que desde 2004 la relación había fructificado en la disciplina de Resistencia, haber obtenido la licencia para participar en El Circo a partir de 2009, y que desde 2007, la firma pertenece a un consorcio capitaneado por David Richards (Prodrive), de manera que volviendo sobre nuestros pasos, podemos afirmar que Aston Martin sólo compitió en F1 en 1959 bajo el pabellón de la escudería David Brawn Corporation, y que lo hizo con un coche de líneas elegantes y vitola característica que como decíamos más arriba, ha pasado a la historia con la denominación DBR4, y al que seguiría el prácticamente desconocido DBR5.
Fundada en Londres en 1913 por Lionel Martin y Robert Bamford, Aston Martin sería comprada en 1947 por un empresario de tractores agrícolas llamado David Brawn, que sería a la postre quien vería las enormes posibilidades que ofrecía el mundo de la competición para la proyección de la marca. A él se debe el característico DB que antecede a todas las denominaciones de los vehículos de la casa, y también el empuje que llevó a Aston Martin a vencer en las 24 Horas de Le Mans de 1959.
Como decíamos antes, el DBR4 es una consecuencia lógica de aquel empeño de la década de los años 50 del siglo pasado. Monoplaza con chasis de jaula de acero, iba impulsado por un motor Aston Martin de 2.493 cc. Pesaba 625 kilos en vacío y fue conducido por los mismos hombres que lograrían la victoria en Le Mans: Carrol Shelby y Roy Salvadori.
Se estrenó en competición el 31 de mayo de 1959 en el International Trophy del British Racing Drivers’ Club, prueba no puntuable para el Campeonato Mundial, y no sería hasta el Grand Prix de Holanda que se foguearía en la Fórmula 1 aunque con desastrosos resultados, porque el motor no aguantó más de 3 vueltas en el caso de Salvadori y 25 en el de Shelby. Sin embargo, en el Gran Premio de Gran Bretaña celebrado en el circuito de Aintree, a pesar de que Shelby abandonaba de nuevo en la vuelta 69, por problemas con el encendido, Salvadori conseguía llevar su DBR4 hasta la 6ª posición final, a una vuelta de Jack Brabham (Cooper Climax).
En Portugal los dos monoplazas terminaban la carrera. Salvadori otra vez en la 6ª plaza y Shelby en la 8ª. Y en la penúltima participación de la preciosidad verde, el Grand Prix de Italia, era el piloto británico quien rompía motor, mientras que su compañero texano, lograba terminar 6º.
El DBR4 compitió en 1960, pero sólo lo hizo en el BRDC International Trophy y con Roy Salvadori al volante, ya que Carroll Shelby había dejado libre su asiento y era sustituido en aquella temporada por el francés Maurice Trintignant, quien llevaba para la ocasión la evolución denominada DBR5, con la que Aston Martin todavía intentaría competir sin éxito en el Gran Premio de Holanda (Salvadori, único piloto inscrito, no logró clasificarse), y lo haría de nuevo en el Gran Premio de Gran Bretaña, esta vez en Silverstone, disputa en la que Salvadori tuvo que abandonar por problemas en la dirección de su vehículo y Trintignant terminó 11º. Después de aquello, Aston Martin abandonó definitivamente la competición en Fórmula 1.
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