¡Feliz 2018!

Si pensásemos al menos una vez al día en lo minúsculos que somos frente al universo, quién sabe si a lo mejor se curaba la mayoría de nuestras heridas y se resolvía la mayoría de nuestros problemas.

Un año más y tengo a Mecano al oído: Marineros, soldados, solteros, casados, amantes, andantes y alguno que otro cura despistao. Entre gritos y pitos los españolitos, enormes, bajitos, hacemos por una vez algo a la vez... Y aunque para las uvas hay algunos nuevos, a los que ya no están les echaremos de menos. Y a ver si espabilamos los que estamos vivos, y el año que viene nos reímos...

Los náufragos en islas desiertas que perdieron su reloj y calendario en el agua, mirarán esta noche desde la playa como la observaba Homer: con incredulidad. Languidecerán un poco cuando cierren los ojos para dormir y despertarán mañana con fuerzas renovadas por sobrevivir, ajenos a todo este lío de los convencionalismos y las fechas señaladas. Morir y vivir, de una jornada a otra, de una semana a otra, de un mes para otro, de un año al siguiente...

No tengas miedo. Pie a tabla, el coche está preparado para sujetarte al suelo y las gomas se agarrarán al asfalto. No temas, olvida la carrera y los retrovisores y pon tu mirada en el horizonte de la pista. ¿Lo ves?, pues ése es nuestro siguiente objetivo: pillarle y superarle para ir después a por el siguiente, que al final hay premio, siempre lo hay...

Os quiero. Sed felices en lo pequeño y a lo mejor es posible que encontremos juntos la felicidad. No sé, si no este próximo año apostemos a que lo sea el siguiente.

Sana sanita, culito de rana... Os leo.