Cada vez que hay que recordar que Pascal fue campeón del DTM (Deutsche Tourenwagen Masters) con tan sólo 21 años, sé que muere un hada. El más joven de la historia del campeonato alemán, una firme promesa que a decir de los expertos, estaba a la par que Max Verstappen. Probador en Mercedes AMG, vino a la Fórmula 1 a matar pero alguien decidió, no sé cuándo ni dónde, que resultaba mucho más limpio para todos dejarlo morir...
Nos acercamos a velocidad de cometa al fin de año y a pesar de la ligera fiebre y el dolor de cabeza que me acompañan en el instante en que me pongo a escribir estas líneas, me inundan unas ganas irrefrenables de mandar a hacer puñetas la coño gripe —he sido el último de casa en caer en sus redes... se ve que no fui lo suficientemente veloz para esquivarla—, para señalar con el dedo a los cobardes que desde Brackley han consentido y están consintiendo que un tipo como Wehrlein pase a la historia de nuestro deporte con más pena que gloria. El chaval no lo merece, y nosotros tampoco.
Ayer escribía sobre Daniil [Truco o trato], y apenas unas horas después, casi solicitaría por escrito al señor Zetsche que en el entorno de Mercedes-Benz se eligiese a alguien con el cuajo y los santos cojonazos de Helmut Marko, capaz, después de prometer continuidad, de llamar a Pascal por teléfono para decirle que su casa ha pàsado de su culo, como hizo el austriaco con Jaime Alguersuari en el descuento de 2012.
El caso es que Pascal está fuera para 2018 y Lance Stroll y Marcus Ericsson tienen habitáculo asegurado, por ejemplo, y en mi infinita ingenuidad querría saber por qué, a qué razón lógica se debe este sindiós, por el cual, en la casa que habitan los mejores hay al menos dos plazas que sobran cuando un poeta condenado a muerte no ha reparado gastos en seguir llamando a la puerta.
Os leo.
A ver, si nos ponemos a buscar excusas debajo de las piedras para justificar los pobres resultados de todo un Sebatian Vettel, o el año pasado hicimos lo mismo con Lewis Hamilton cuando cedió la rodilla ante Nico Rosberg, no sé qué demonios hacemos tratando de ser tasativos y científicos valorando la carrera en F1 de Pascal montado en un Manor o en un Sauber que ha disputado el campeonato 2017 empujado por una unidad de potencia de 2016.
El chaval resulta que tiene ahora malas pulgas, como si Hunt no las hubiese mostrado a lo largo y ancho de su carrera, o Senna, o Prost, o Lauda, a quien todavía esperamos que diga algo bueno sobre Pascal que a la postre resulte productivo para ambos, patrón y pupilo.
Esto del mal rollo nos pilla muy cercano a los alonsistas. Antes de la hegemonía de la Cofradía del Belén viviente se denominaba a todo esto tener temperamento, y resultaba bueno que un piloto lo mostrara entre sus otros atributos. En Fórmula 1 se podía confiar más en un tipo con agallas y las ideas meridianamente claras que en los melifluos. Es más, se debía confiar antes en los individuos que mostraban personalidad auténtica que en los otros...
El caso es que Pascal está fuera para 2018 y Lance Stroll y Marcus Ericsson tienen habitáculo asegurado, por ejemplo, y en mi infinita ingenuidad querría saber por qué, a qué razón lógica se debe este sindiós, por el cual, en la casa que habitan los mejores hay al menos dos plazas que sobran cuando un poeta condenado a muerte no ha reparado gastos en seguir llamando a la puerta.
Os leo.
Esto de las escuelas de formación como la tiene Red Bull o Mercedes debería cambiar su filosofía. No puede ser que para encontrar un diamante se destroce toda una cordillera. El objetivo de todos estos pilotos es la F1, obviamente no hay sitio para todos y claro, se produce un cuello de botella notable. Recordemos también que Mercedes se cargó la carrera de Roberto Merhi al meterle en el equipo C o D del DTM.
ResponderEliminarY Magnussen, y todos los años de Palmer, y posiblemente Sirotkin... Que dolor en toda la pasión por el automovilismo!
ResponderEliminarMuchos pensamos que Alguersuari, Kubica, Hulkemberg, y tantos otros talentosos, merecían tener la oportunidad de campeonato, en un equipo grande. Que haya corrido Mazzacane muchos mas GPs que Fontana es claramente una crueldad del marketing, y no una demostración de talento.
ResponderEliminarDel mismo modo Ralf Schumacher es mérito de Michael. En un universo coherente no creo que pudiera llegar ni siquiera a un equipo mediocre. Michael Andretti llega por apellido y no por antecedentes. Hasta llegó a alegar que sus malos resultados ante su compañero de equipo (Senna) eran porque el equipo lo favorecía a aquél en contra suya (si yo fuera quien toma las decisiones del equipo seguramente lo haría, por otro lado).
Hace décadas la F1 es un muy pobre alentador de talentos, y mucho más un vendedor de propaganda.