Después de haber contribuido sin querer al naufragio de Ferrari esta temporada, Sebastian Vettel tiene ante sí una interesante reválida que pasa por luchar con uñas y dientes por el subcampeonato de Pilotos con Valtteri Bottas. Dos pruebas por delante para resolver la papeleta, y tres problemas bastante gordos sobre la mesa...
El primero de ellos atañe a la propia situación de la rossa. Acuciada por la fiabilidad, la de Maranello se enfrenta a un final de campaña con todos los marcadores colocados al borde del rojo. Un fallo en una de las partes esenciales de la unidad de potencia italiana acarrearía la consiguiente sanción de puestos en parrilla y, por tanto, supondría echar por tierra buena parte de las aspiraciones del alemán en su noble propósito, si no todas.
Obviamente el de Heppenheim no está sólo en su aventura. La Scuderia se presupone que se ha juramentado a evitar cualquier mal trago en el aspecto técnico de sus monoplazas, lo que no implica que los duendes de la mecánica puedan jugar alguna que otra mala pasada bien en Interlagos o en Yas Marina. Sería desastroso que sucediera, pero los negros nubarrones están ahí y justo es saberlo, no sea que al final toda la culpa de este desastroso 2017 recaiga sobre las espaldas del tetracampeón destronado.
La segunda pieza del puzzle viene de la antigua casa de Vettel. Red Bull está que se sale y sería injusto, y poco inteligente, no contar con ella en este ménage à trois que servirá de postre a las victorias absolutas de Mercedes AMG en el de Mundial de Marcas y de Lewis Hamilton en el de Conductores.
La segunda pieza del puzzle viene de la antigua casa de Vettel. Red Bull está que se sale y sería injusto, y poco inteligente, no contar con ella en este ménage à trois que servirá de postre a las victorias absolutas de Mercedes AMG en el de Mundial de Marcas y de Lewis Hamilton en el de Conductores.
Milton Keynes ha encontrado el rumbo tras pruebas y pruebas sin saber dónde estaba el Norte.
El triunfo de Daniel Ricciardo en Azerbaiyán sonaba a canto del cisne, pero un Max Versttapen totalmente enchufado cuando el calendario ya estaba pensado en el año que viene, nos ha despertado del todo. La austriaca es la tercera fuerza de la parrilla en la actualidad, pero en según qué casos, hace perfectamente de segunda, y aquí radica el problema para Vettel, ya que tendrá que dar por perdidos los puntos que arañen los dorsales 3 y 33, siempre y cuando queden delante de él, lógicamente.
Lewis Hamilton se llama la tercera pata del banco... El británico va a ayudar a su compañero y creo que no descubro el Mediterráneo diciéndolo.
Valtteri puede batir a Sebastian, o no, pero si el de Tewin cubre las espaldas de su compañero finlandés, mayor será el recorte de puntos y más fácil lograr la paz de espíritu en Brackley, ya que parece más que evidente que la estrella de tres puntas no se contenta con una victoria ramplona y quiere firmar, por cuarta vez consecutiva, un doblete que sirva de escaparate mundial a su superioridad en Fórmula 1 de 2014 a esta parte.
El resto corre del lado del primer espada de Ferrari.
Vettel, sin la presión de luchar por el título, debería ser capaz de gestionar correctamente la situación. Si vence en Brasil y Abu Dhabi no habría más que hablar. El tudesco sacaría la cabeza y, al menos, la honrilla de Maranello quedaría maltrecha pero en pie. Sin embargo, si hay sitio para errores humanos como en Bakú, Marina Bay o el Hermanos Rodríguez, apaga y vámonos.
Los tifosi aguantamos lo que nos echen, es un dato contrastado. Otra cosa es que nos sometan al desperdicio del último cartucho que nos queda. Por el bien de todos, espero y deseo que el de Heppenheim haya entendido a estas horas lo que tiene encima y lo que le empuja desde detrás. Podemos hacerlo, pero en pista estarás sólo, Sebastian... Por tu madre, no nos defraudes.
El resto corre del lado del primer espada de Ferrari.
Vettel, sin la presión de luchar por el título, debería ser capaz de gestionar correctamente la situación. Si vence en Brasil y Abu Dhabi no habría más que hablar. El tudesco sacaría la cabeza y, al menos, la honrilla de Maranello quedaría maltrecha pero en pie. Sin embargo, si hay sitio para errores humanos como en Bakú, Marina Bay o el Hermanos Rodríguez, apaga y vámonos.
Los tifosi aguantamos lo que nos echen, es un dato contrastado. Otra cosa es que nos sometan al desperdicio del último cartucho que nos queda. Por el bien de todos, espero y deseo que el de Heppenheim haya entendido a estas horas lo que tiene encima y lo que le empuja desde detrás. Podemos hacerlo, pero en pista estarás sólo, Sebastian... Por tu madre, no nos defraudes.
Os leo.
Te leo
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